Septiembre fue siempre el mes de los suspensos en junio, aunque se suele destacar más lo de la vuelta al colegio. Ahora lo que más atención informativa ha acaparado es precisamente la falta de excelencia en la Universidad por una tesis doctoral. Ya lo advirtió Ángel Gabilondo: «Tenemos que construir un sistema estable, orientado a la excelencia». Sin embargo la exigencia social de una universidad de calidad es muy escasa «¿Por qué no se recuperó Salamanca, a finales de los 70, como universidad de excelencia?» se pregunta J. Adolfo de Azcárraga. También es casi nula la exigencia política. Como ha dicho Cesar Antonio Molina, ministro de Cultura en el Gobierno de Zapatero: «En política hay una idea nefasta: es antipopular elevar el nivel cultural». Lo demuestran los que por su cargo institucional deberían dar ejemplo. Algunas universidades apelan a que realices en ellas tu tesis doctoral o máster, cuando según J. Adolfo Azcárraga, «es evidente que detrás hay mas negocio que rigor». El filosofo holandés, Rob Riemen, en Para combatir esta era, apela a recuperar la verdadera democracia, así como la nobleza de espíritu viviendo en la verdad. Critica la socialdemocracia tras su renuncia a luchar por el desarrollo moral y cultural de la sociedad. Lo dicho hace algunos años, aquí es pura actualidad. Se prefiere apelar a la «democracia de masas» que no está interesada en esos valores. La clase política tiene como meta primordial que votemos por ellos. La demagogia se encarga de que se adhieran a esa democracia vacía el mayor número, en lugar de recuperar para todos la verdadera democracia.

* Periodista