Celebramos hoy el Dia de la Iglesia diocesana, con un lema cercano y familiar: «Contigo somos una gran familia». La familia recuerda lo que debe ser la comunidad cristiana, y no por casualidad llamamos a la Iglesia «familia de los hijos de Dios». La comunidad cristiana lleva a cabo unos servicios dentro y fuera de ella misma en el camino del seguimiento de Jesús. Quienes nos beneficiamos y reconocemos el bien social que suponen y estamos interesados en que continúen, debemos demostrarlo. En la familia hay intercambio de servicios. A veces, se presentan situaciones de emergencia: la madre se ha puesto enferma, el padre se ha quedado sin trabajo o el hijo mayor se casa y tiene que amueblar el piso. Si la familia está bien avenida todos se ayudarán entre sí, porque la familia ofrece algo único: amor gratuito. El servicio que nos tocará hacer será más costoso o más sencillo, pero el afecto y la razón se imponen y nadie cuantifica ni anota el servicio que presta. Llegamos al sentido y a la clave de esta jornada: la Iglesia presta un servicio que no se compra ni se vende, pero lo hace con unos medios humanos que tienen un coste económico. Y como la Iglesia está formada por comunidades desiguales, es necesario que la comunión de fe y de vida se manifieste en la «corresponsabilidad». El obispo de la diócesis, Demetrio Fernández, lo subraya claramente en su carta: «Todos los católicos formamos parte de la Iglesia insertados por medio del bautismo, formando una comunidad de fe, esperanza y caridad, la familia de los hijos de Dios. Y vivimos nuestra fe personal en la comunidad que nos rodea y en solidaridad con las comunidades católicas. Cada católico contribuye al fortalecimiento de su comunidad cristiana, de su parroquia y de nuestra diócesis. La aportación de cada miembro en beneficio de todos es fundamental, y es por esta razón por la que podemos decir que somos una gran familia contigo». De las palabras del prelado, podemos sacar una clara conclusión: «El domingo de la Iglesia diocesana es un día señalado para valorar, amar y ayudar a la Iglesia con más generosidad». El campo de actividades religiosas es enorme y la labor de la Iglesia en Córdoba abarca muchos ámbitos: La actividad celebrativa, la actividad pastoral, la actividad evangelizadora, la actividad educativa, la actividad cultural, la actividad asistencial. Hoy, las cifras económicas se reflejan en una actuación plenamente transparente en la gestión y administración de los recursos económicos y bienes que nuestros antecesores han legado para el sostenimiento de la Iglesia. Para dar visibilidad a esta transparencia se creó en la página web de la diócesis, el denominado «Portal de transparencia», donde se pueden comprobar las cuentas de las principales instituciones diocesanas, de forma individualizada; a su vez, cada entidad está englobada en los diferentes grupas de otras entidades. Resulta, al menos, antipático mezclar estimación y dinero. Y por eso, la Iglesia deja bien claro su argumento central: la atención, la ayuda, la generosidad con los más necesitados, con los más débiles. La clave es el amor. Lo demás pertenece al capitulo necesario de los «medios humanos».

* Sacerdote y periodista