El miércoles estrené la nueva línea de alta velocidad Madrid-Granada que nos permite, por fin, estar conectados también con Granada. La pega: que por razones que ignoro, pero que imagino serán imponderables del trazado, la velocidad es menos «alta velocidad» y el tiempo que tarda casi el mismo que para el trayecto Córdoba-Madrid. El estreno me recordó aquel otro de 1992 cuando a los pocos días de inaugurarse la Alta Velocidad Española que unió Madrid y Sevilla (algunos creían que lo de AVE era solo porque aquello era como «volar»), me monté en aquel tren con destino a Madrid que, además y para colmo, tenía en realidad cara de pájaro, para acudir a una actuación judicial. No solo llegué a tiempo,sino que hice pasillo en el Juzgado fumando de cháchara con otros abogados (¡Que tiempos!), celebré el juicio, me quedé a comer en Madrid y volví por la tarde a Córdoba, para llegar a mi casa el mismo día y tan fresca como una rosa, habiendo disfrutado de un viaje que recuerdo taché de alucinante. Como días antes dijo el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra («es sorprendente que yendo a 250 kilómetros por hora el tren no traquetee»), pude comprobar que no, señores, que aquello no solo no traqueteaba, sino que en la cafetería nada se movía y si ibas en preferente el cáterin te lo llevaban a tu asiento, te daban la prensa, unos auriculares para ver cine y para mi, lo más, una toallita muy caliente que todavía hoy me fascina... En fin, un mundo nuevo que puso a Córdoba en el mapa de una manera tan eficaz, como irreversible. El AVE nos cambió la vida. Durante estos más de 25 años cada viaje ha sido de alguna manera especial, sorprendente y hasta divertido: he conocido a una cantante de Texas (afincada en Nueva York) que viajaba con su padre octogenario recorriendo España y que a su regreso me mandó desde la Gran Manzana un disco dedicado; me he pasado distraída de la estación de Córdoba, dándome cuenta al ver el Castillo de Almodóvar desfilar por mi ventanilla; he escrito demandas,contestaciones y hasta cartas de amor; he repasado alegatos de juicios y he conocido personas que me han puesto en contacto con otras personas que han terminado siendo buenos amigos. También hubo enfados con ejecutivos de pacotilla que desde bien temprano no paran de hablar por el móvil y voz en grito sobre ridículas transacciones que a nadie del vagón nos importan... ¡mi último gran descubrimiento, el coche 12 en silencio! ¡Cómo adoro, en mi mundo de palabras, encontrar el hueco para estar callada!

Granada ya tiene su ansiada y merecida conquista que une a una fluida red aérea, así que ahora le toca a nuestros políticos poner a Córdoba en el panel de destino de los aeropuertos de Europa, sobre todo después de esas millonarias expropiaciones que han servido... de nada.

* Abogada