Así denominó Nicanor Parra sus pensamientos, lemas, axiomas, etcétera. Está considerado como el creador de la antipoesía. Su voz poética es reconocida por ser irónica y mordaz y su lenguaje desnudo. Algunos de sus versos rebosan vida, dolor e intencionalidad, se puede leer entre líneas, son un sutil mecanismo de relojería donde todas las piezas encajan a la perfección. Se entregaba en cuerpo y alma a aquello en lo que creía. Ha fallecido este 2018 a los 103 años de edad. Un grupo de escritores, coordinados extraordinariamente por José Luis Campal, hemos decidido hacerle un homenaje -en estos días se le está ofrendando en varias ciudades-, hablamos de su vida y obra, se recitaron poemas suyos, se proyectaron una serie de sus denominados «artefactos», pudimos disfrutar de varios audios donde el mismo Nicanor declamaba sus poemas y su hermana Violeta cantaba varias canciones. Hemos podido constatar como en algunos de sus poemas el invierno comparecía con retraso creando y alimentando su propio delirio, que ocultaba los escombros de la nieve, bajo los cuales se destila el amor arrebatado. Comprobamos como muchos de sus textos son agua embalsamada que desemboca en el silencio acusador, que dialogan con las lágrimas vivas, arrastrando las enmudecidas promesas. Observamos como en varios de sus libros la lluvia limpia las cicatrices incapacitadas que muestran el camino donde los sueños pierden la luz. Entre otros autores han participado: Ana Ibáñez, Ramón Rodríguez, José Ramón Pérez, y otros. «Para nuestros mayores / la poesía fue un artículo de lujo / pero para nosotros es un artículo de primera necesidad: / no podemos vivir sin poesía.

<b>Pilar Redondo. Escritora</b>

Córdoba