Considerado un intelectual valiente, el sentido ético de la obra de este poeta se vio reconocido ayer con el Premio Princesa de Asturias de las Letras, un galardón que distingue así por primera vez a la literatura polaca a través de un autor al que su oposición al régimen comunista le costó 20 años de exilio. El jurado sitúa su obra poética y memorialística como heredera de Rilke y Antonio Machado.