El Papa Francisco lo ha vuelto a hacer. Si en las Navidades del 2016 conseguía revolucionar a las Hermanas Carmelitas de Lucena tras llamarlas desde la Santa Sede para felicitarles las fiestas, ahora ha logrado inundar de alegría el hogar de una familia montillana con la que el Sumo Pontífice contactó el pasado 22 de abril para saludar a un vecino de la localidad que, unos días antes, había entregado al cardenal italiano Beniamino Stella una carta en la que expresaba su deseo de poder conocer y saludar al Santo Padre en algún momento.

El hombre, que cuenta 47 años y tiene parálisis cerebral, acudió al acto de apertura del Año Jubilar de San Juan de Ávila celebrado en Montilla y que fue presidido por el prefecto de la Congregación para el Clero que, en presencia del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, recibió el encargo de hacer llegar la misiva a Francisco.

«A pesar de tener una parálisis cerebral, sus limitaciones no le impiden ser conocido en su entorno como un hombre entusiasta y comprometido con la Iglesia católica», señaló el Obispado, que desveló que la llamada de Jorge Mario Bergoglio tuvo lugar a las 16.45 de la tarde y que la encargada de atender el teléfono fue la madre. «Al escuchar la voz del Papa, la mujer corrió hacia su hijo y activó la función de manos libres para que pudiera oírlo» indicó la Diócesis, para añadir que el vecino, «pese a no poder hablar, sí pudo celebrar con gestos la llamada, ya que espera el momento de poder ser abrazado» por el Sumo Pontífice.

Por su parte, Francisco transmitió a este vecino «que rezaba por él» y por sus seres queridos.