Me gusta la gente que hace cosas. Que, en lugar de ver la vida pasar y de criticar a los demás desde la barrera, arriesgan su tiempo y su patrimonio por ofrecer lo mejor de sí mismos y por hacer de éste un mundo más amable. Gente como Sergio Jiménez o Eva Micaela Millán, dos jóvenes cocineros que despuntan al frente de sus fogones; o como José Ignacio Merino, un reputado especialista en Big Data. Personas como Juanjo de la Torre, uno de los profesores más innovadores de España; o como Dany Ruz, que avanza con paso firme en el mundo del cine. Científicos de la talla de Helena Téllez o de Francisco José Jiménez o artistas como Javier Portero o Antonio Algaba. Todos ellos -y otros muchísimos más- hacen de Montilla una ciudad diversa e interesante, cuna de grandes nombres de la historia y de otros que, pese a ocupar menos espacio en los medios, se lo curran a diario sin necesidad de atribuirse logros ajenos o de reclamar homenajes inmerecidos.