Un 21 de julio de 1969 el hombre consiguió pisar la Luna. Han pasado 50 años de aquella proeza espacial, que hizo que los técnicos e ingenieros de la NASA se la jugaran, ya que las probabilidades de que algo saliera mal, bien por errores de cálculo o cualquier otro improvisto, hubieran puesto en peligro el éxito de la misión, y lo más importante: los astronautas no hubieran podido regresar. Sin embargo todo salió como estaba previsto y en la madrugada del día al principio consignado, Neil Armstrong, se convirtió en el primer hombre en pisar nuestro satélite. Famosa su frase que dijo nada más pisar suelo lunar, «esto es un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad», y no se equivocó, gracias a la hazaña hubo grandes avances en la industria y en la medicina. Me acuerdo perfectamente a pesar de que yo era un niño, de estar pegado al televisor y ver en directo ese momento histórico. Así mismo recuerdo que al día siguiente le pregunte a mi madre, que había pasado, ya que me tuve que ir a la cama, y ella me respondió: «Pues que tu padre y yo nos acostamos y dejamos a los astronautas en la Luna».

Pero si bien la hazaña del Apolo 11 fue apoteósica, por la complejidad de la misión espacial, no es menos al gran reto a lo que se tuvieron que enfrentar los técnicos e ingenieros de la NASA con el Apolo 13, que fracasó en su intento por llegar a la Luna debido a un fallo en una bobina de la nave. Todo el que haya seguido el programa Apolo, o haya visto la película que se rodó sobre esta nave, sabrá de la agonía que pasaron los tres astronautas cuando se encontraban en el espacio, con una nave mortalmente herida y a mas de 260.000 km., de la Tierra. Eso ocurrió en abril de 1970.

Si Armstrong, hizo famosa su frase cuando pisó la luna, el comandante del Apolo 13, Jim Lovell, hizo famosa la frase «Houston, tenemos un problema». Desde aquel preciso momento, centenares de personas en la tierra se pusieron en marcha y durante tres días de intenso trabajo, consiguieron buscar una solución para que los astronautas pudieran volver a la tierra en el Módulo Lunar, nave que no había sido configurada para tal misión. Sin embargo gracias al esfuerzo titánico de dichas personas, se consiguió que los astronautas volvieran sanos y salvos, toda una proeza que asímismo quedo escrita en los anales de la historia.