El recinto ferial Manolita Sosa, de Villafranca, vivió anoche una de sus fiestas más singulares y esperadas del año: la Gran Huevada. Los cerca de 8.000 asistentes degustaron los típicos huevos fritos elaborados por un grupo de colaboradores que todos los años se suma al evento. Como decía uno de los asistentes, «este año me pienso pegar una jartá de huevos». Aunque hay que tener en cuenta que el consumo excesivo es dañino, algunos repitieron en la cola, que desde primera hora de la tarde ya estaba bastante ambientada. Pero, tras el «atracón» se pusieron a bailar al ritmo de Raya Real y la orquesta Vintash.

La Gran Huevada de Villafranca se celebra en la víspera de la romería de San Isidro Labrador y constituye uno de los símbolos en los que se reconoce la labor de los agricultores. Comenzó siendo una fiesta del pueblo y poco a poco se han ido sumando visitantes, hasta el punto de que se fletan autobuses llegados de distintos puntos de Andalucía, en los que los asistentes disfrutan de una cena gratis que consiste en un plato con dos huevos fritos, pan y copa de vino de Montilla-Moriles.

El alcalde del pueblo, Francisco Palomares, que llegó acompañando a San Isidro Chiquito tras partir de la iglesia de Santa Marina hasta el recinto ferial, fue el encargado de dar el pistoletazo de salida a esta degustación. Durante el recorrido procesional se fueron repartiendo regalos y chucherías a los niños que acompañaban y se lanzaron cohetes. Una velada de alegría con la que los romeros trataron de reponer fuerzas para emprender hoy, a primera hora, el camino a La Huertezuela en romería.