Decenas de manifestantes que participaban en la marcha por la unidad de España convocada ayer en Barcelona finalizaron la protesta desplegando un centenar de toallas con la bandera española en la playa Sant Sebastià de la capital catalana. La manifestación, convocada por organizaciones como Coordinadora de Tabarnia o Somatemps y la ultra Democracia Nacional, reunió a cerca de un millar de personas por las calles de Barcelona, que marcharon con pancartas en las que se podía leer: El nacionalismo es supremacismo o Stop hispanofobia.

Una vez concluida la marcha, un grupo de manifestantes se dirigió hacia la playa de Sant Sebastià, situada en el barrio de la Barceloneta, donde repartieron unas 300 toallas con la bandera de España y las han desplegado sobre la arena.

Los manifestantes quisieron responder así a la acción de apoyo a los líderes independentistas presos que se había llevado a cabo a primera hora de la mañana en la playa de Mataró, donde se desplegaron decenas de telas amarillas formando cruces sobre la arena.

Y es que los comités de defensa de la república de Mataró apostaron por un plan b y se pudieron ver cruces amarillas en la playa del Varador y en diferentes puntos de la localidad barcelonesa de Mataró, pese a que los organizadores tenían la advertencia previa de que no podían clavar ni una de madera en la arena sin permiso de la consejería del Territorio. La jornada empezó con controles de la Guardia Urbana y de los Mossos en los accesos al Paseo Marítimo buscando «objetos peligrosos» en las maletas de los vehículos, según palabras del alcalde de la localidad, el socialista David Bote. Fue un inédito control de seguridad que indignó tanto a los asistentes a la Triatlón Ciudad de Mataró como a los independentistas.

Al no poder repetir la acción realizada hace unos días en Canet de Mar, unas 150 personas concentradas en la playa optaron por hacer cruces con trozos de telas amarillas sin molestar a los bañistas, con lemas como «democracia, justicia o libertad». Se expusieron en la playa hasta mediodía, cuando la policía levantó acta de la actividad, y de muto acuerdo con los organizadores, se retiraron. Durante el acto solo tuvo lugar un altercado con un vecino que intentó quitar las telas y fue retirado por los Mossos y la Policía Local. «¡Estáis pisando el Estatuto de Cataluña!», gritaba el hombre mientras era retirado.

A media mañana, los manifestantes se distribuyeron por toda ciudad con la intención de llenarla de cruces de madera y mostrar que no habían perdido la batalla. Cruces amarillas en el cementerio, delante de la delegación de Hacienda, en los juzgados, en el Tecnocampus... Fue un recorrido simbólico que concluyó a los pies de la escultura Laia l’arquera, ubicada en la entrada de la ciudad.