Un signo de las sociedades avanzadas es la prestación de servicios de calidad a la ciudadanía, como también lo es la conciencia de esta de la necesidad de cuidar lo público, para que pueda ser disfrutado por todos. Sin embargo, aunque una mayoría responda a este sencillo esquema, los comportamientos incívicos abundan. Excrementos de animales, basura fuera de sitio, ruido, el uso irresponsable de bienes comunes... Hay mucha tarea de educación por delante, aunque se va avanzando. Pero, junto a estos comportamientos mejorables, hay otros que es necesario erradicar porque superan lo tolerable. En Córdoba crece la frecuencia y el daño de los actos vandálicos, con la quema de contenedores de basura a la cabeza. En los cinco últimos años hay desconocidos que han prendido fuego a mil contenedores de Sadeco, generando alarma y humo contaminante, movilizando a los bomberos y obligando al Ayuntamiento a reponer unos recipientes que cuestan 800 euros la unidad. Es quebranto para la convivencia y para las arcas municipales, como lo son los daños a los parques infantiles o al mobiliario urbano. La tendencia es creciente, y, aunque hubo una detención en agosto pasado, estos actos continúan casi a diario. Sean pandillas de jóvenes, sean adultos con otras intenciones, es necesario un esfuerzo máximo de las fuerzas del orden y la colaboración de los vecinos para descubrir a los autores y frenar esta escalada.