Ser del Córdoba CF implica algo más que cantar, batir palmas y subir una bufanda por encima de la cabeza. Bien lo saben en Incondicionales, que hacen honor a su nombre y van más allá. Su voz siempre se escucha: en las buenas y en las malas. En los ocho años de vida que hoy cumplen, según han recordado a través de sus redes sociales, en este colectivo han experimentado el clásico carrusel de sensaciones del hincha blanquiverde. Han visto a su equipo en tres categorías distintas -un año en Primera, otro en Segunda B y el resto en Segunda-, han llorado descensos y han festejado ascensos.

Situados en la curva entre Fondo Norte y Preferencia, Incondicionales se ha significado por su postura activa ante los avatares del club, que han sido de lo más variado. En el estadio, siempre con los jugadores. Con los dirigentes, la situación ha sido distinta. Las directivas, entrenadores y futbolistas vienen y van, pero ellos se quedan. Llevan ya ocho años... y los que les quedan.