El actor y empresario teatral gijonés Arturo Fernández falleció ayer a los 90 años en un hospital madrileño en el que había ingresado para una operación, informaron fuentes próximas al intérprete de Alta seducción. El popular actor había ingresado en el hospital donde fue operado en la mañana del 2 de abril y no pudo superar el posoperatorio, según las mismas fuentes.

Fernández estaba de gira con la comedia Alta seducción y había tenido que suspender en Zamora, donde estaba programado para los pasados 22 y 23 de marzo, y posponer la representación prevista en Valencia para el 17 de abril.

La montaña rusa, Pato a la naranja, Smoking o Los hombres no mienten son algunos de sus títulos más conocidos en el teatro, aunque hizo también televisión, con series de tanto éxito como Truhanes, derivada del mismo título que en el cine.

LA MULETILLA «CHATINA»// Arturo Fernández, que el pasado 21 de febrero alcanzó los 90 años, dejará para el imaginario colectivo nacional la figura del conquistador de la muletilla «chatín» y «chatina», que tan buen resultado le dio sobre las tablas y en sus comedias televisivas, en series como Truhanes, Como el perro y el gato y, sobre todo, La casa de los líos. Pero también será recordado por sus ideas más que conservadoras y su estilo de seducción en la pantalla más propio de otras épocas. «Ahora está prohibido casi todo, hasta piropear a una mujer», se quejó el intérprete en alguna ocasión.

Nacido en Gijón en 1929, hijo de un anarquista que se exilió a Francia tras la Guerra Civil y de una obrera que lavaba botellas, desde los 12 años hizo lo que pudo para intentar aliviar el apuro económico por el que pasaba su familia. De joven trabajó en un taller electrotécnico, fue vendedor de corbatas, marinero, jugador de fútbol e incluso llegó a practicar el boxeo durante dos años, tiempo en el que se dio a conocer en el cuadrilátero como El tigre del Piles. Tan solo sufrió una derrota.

Fernández inició su carrera en el cine en la década de los 50, primero como figurante y posteriormente, gracias al director Rafael Gil, con papeles algo menos discretos en películas cómo La guerra de Dios y El beso de Judas.

Sus primeras interpretaciones estrella en el cine llegaron de la mano del realizador Julio Coll, que le fichó para un papel protagonista en Distrito Quinto (1957) y Un vaso de whisky (1958). A la vez, iba ganando fama en el teatro, al que ha estado ligado prácticamente hasta su muerte.

Su primera subida al escenario tuvo lugar en el Teatro de cámara y ensayo del dramaturgo Modesto Higueras. Se incorporó a posteriori a las compañías teatrales de Conchita Montes y Rafael Rivelles. En ese tiempo inició la construcción de su galán, el personaje más recurrente en sus interpretaciones y que se ha dejado ver en escena desde La herencia (1957) hasta la contemporánea Alta seducción.

Los dos amores conocidos en su vida han sido la catalana María Isabel Sensat y la madrileña Carmen Quesada. Con la primera se casó el 22 de marzo de 1967 en la iglesia de San Vicente de Montalt y tuvo tres hijos: María Isabel, Arturo y María Dolores. Tras poner fin a su relación con Sensat, Fernández comenzó a salir con la abogada Carmen Quesada, a la cual conoció en una discoteca de Madrid. Al principio, su relación despertó bastantes dudas, dado que el actor era casi 30 años mayor que ella. Sin embargo, la pareja se ha mantenido unida hasta sus últimos días.

Recibió los títulos de Hijo Predilecto de su Gijón natal y adoptivo de Oviedo, además de premios como los del Sindicato del Espectáculo al mejor actor (1961 y 1968), Nacional de Interpretación (1962), Nacional de Teatro Pepe Isbert (2002) o la Medalla del Ministerio de Cultura al Mérito en Bellas Artes (2004).

EN EL IMAGINARIO POPULAR// De hasta qué punto estaba Fernández incrustado en el imaginario popular dan cuenta la enorme diversidad de voces que lamentaron ayer su muerte: desde el dramaturgo Albert Boadella, el escritor Arturo Pérez-Reverte y los actores María Luis Merlo y Josema Yuste, hasta los líderes de los grandes partidos: Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Casado (PP) y Albert Rivera (Cs). Los Reyes también comunicaron el pésame a la familia a través de un telegrama. Mientras el ministro Cultura, José Guirao destacó su figura como «símbolo de toda una época». Por su parte, el Ayuntamiento de Gijón decretó tres días de luto y el de Madrid propuso que una calle de la capital lleve su nombre. El Teatro Jovellanos de Guijón acogerá hoy su capilla ardiente.