Obra: Copenhague

Autor: Michael Frayn

Intérpretes: Emilio Gutiérrez Caba, Carlos Hipólito Malena Gutiérrez

Dirección y adaptación: Claudio Tolcachir

Lugar: Gran Teatro de Córdoba, 26/10/2019

Lleno en el Gran Teatro para asistir a esta magnífica puesta en escena de la obra de Michael Frayn Copenhague, por la que su autor recibió, entre otros, el Premio Tony en el año 2000.

Se trata de un teatro de palabra, de texto, pero que cuenta también con grandes dosis de trabajo de cuerpo, sin estridencias, para así manifestar todas las emociones que se exteriorizan a flor de piel: teatro de palabra y emoción.

El argumento lo podemos dividir en dos partes: una de ellas se centra en el famoso e histórico encuentro entre los físicos Niels Bhor y Werner Heisenberg, maestro y discípulo, amigos hasta ese momento y enemigos por la situación de sus dos países durante la Segunda Guerra Mundial. El toda la obra subyace el problema ético del uso de los avances en física teórica para el desarrollo de armamento nuclear. La otra parte se desplaza por la relación personal entre ambos científicos desde 1924, año en que el segundo fuera alumno de Bhor en la universidad de Copenhague.

Excelente trabajo de todo el elenco que consigue hacer amena toda la serie de connotaciones científicas que podrían llegar a aburrir. Términos como estructura atómica, radiación, entrelazamiento cuántico, principio de correspondencia o el de incertidumbre, llegan al público casi sin que este se dé cuenta, sin ruido.

La escenografía, sobria, recrea el exterior de la casa de los Bhor con árboles y bancos que junto a la iluminación presentan un perfecto aire de otoño. Emilio Gutiérrez Caba y Carlos Hipólito representan respectivamente a Bhor y Heisenberg de forma sobria y con solvencia en un trabajo más que digno que refleja la manera templada y sencilla con que Tolcachir presenta la dirección. Por su parte Malena Gutiérrez como Marguerite, la esposa de Bhor, construye un precioso personaje ya que, como nosotros, no entiende de mecánica cuántica ni de física; solo, que no es poco, representa el nexo de unión entre los dos científicos y sirve de puente para acercar al público las disquisiciones entre los dos científicos, consiguiendo así diluir en lo posible la parte un tanto densa de la cantidad de cifras y teorías a las que me he referido antes.

Una obra que nos acerca a esta fina línea que separa lo que se puede considerar ético y que invita, después de asistir a la representación, a una reflexión sobre ello.