El cabrero que presuntamente mató a tiros a un intruso que se coló en su finca en Rute, con intención probablemente de robarle algún animal, se enfrenta a una petición de pena del ministerio fiscal de ocho años de prisión por un delito de asesinato. El juicio se celebrará a mediados de mayo en la Audiencia Provincial con un jurado popular.

Según el escrito de acusación del fiscal, que contempla para el acusado la atenuante de confesión y la eximente incompleta de legítima defensa, el cabrero, debido a problemas matrimoniales, se trasladó a principios de verano del 2010 a vivir solo a la explotación ganadera de su propiedad, ubicada en el paraje del Pinar de Rute. Allí tenía habilitada como vivienda una nave que se conectaba con la sala de ordeño, una dependencia con dos ventanas que daban a un corral a cielo abierto. El procesado, cazador habitual, tenía una escopeta en perfectas condiciones de uso y con munición suficiente.

El 27 de noviembre del 2010, sobre las 21.00 horas, según relata el fiscal, el cabrero oyó el ladrido de sus perros y, seguidamente, "el alboroto de las cabras". En ese momento, cogió su escopeta, la cargó con dos cartuchos y se dirigió a la sala de ordeño. Una vez allí, se asomó a la ventana y vio en el corral a un hombre que había entrado en su propiedad "probablemente saltando la valla que circunda la finca y para sustraer algún animal". Fue entonces, siempre según el fiscal, cuando el acusado, "con la intención de acabar con la vida" del intruso, encontrándose a menos de cuatro metros y desde la ventana, efectuó dos disparos que alcanzaron al supuesto ladrón en el costado derecho y en la parte baja de la espalda. El cabrero, poco después, rompió el marco de la ventana y el cristal y colocó unos cascotes de hormigón rotos, "todo ello para simular que había sido víctima de un ataque".

Sobre las 21.20 horas, el acusado llamó por teléfono a la Policía Local y dijo que había pegado dos tiros a un hombre, pero que no sabía si lo había matado. Cuando los policías llegaron a la finca encontraron al intruso, un marroquí de 36 años de edad, muerto en el corral. El fallecido llevaba en una mano una pequeña navaja abierta.