-La semana pasada hizo un balance del primer año de mandato de Bellido, del que destacó la «poca gestión» y cómo el gobierno municipal «se ha lanzado a los brazos de la ultraderecha». Dijo que eran dos gobiernos en uno, que no ha puesto en marcha ni un solo proyecto. No se dejó nada...

-Este es un gobierno sin proyecto, sin gestión y que le sale más caro a los cordobeses. Solo han hecho el cambio del nombre de las calles, que se convirtió en una obsesión para el alcalde cuando dijo que era un tema que no le preocupaba a los cordobeses. Han dejado metidos en el cajón los proyectos que venían con acuerdo: ni un solo impulso a la estrategia logística, paralizada la cesión de Caballerizas, el jaque mate a Rabanales 21 y la Normal que sigue sin abrir. Este gobierno se ha caracterizado por tener atascada la gestión y no me vale la excusa del covid. Y pongo ejemplos: no cumplen con el periodo medio de pago y tienen atascados los dos contratos de mayor importe, el de la ayuda a domicilio y del alumbrado. Las cosas no van bien. Dijeron que venían a mejorar la gestión y han contratado a 22 altos cargos, que suponen 800.000 euros más de gastos, la misma cantidad que se destina en el plan de choque a ayudas de emergencia. Me parece un mal balance para este año.

-¿Y al alcalde cómo lo ve?

-Sin ilusión, sin ganas y de perfil en los momentos complicados: en el caos de Servicios Sociales, en la gravedad de las amenazas del presidente del Imdeco a la gerente o la estafa de 400.000 euros en Urbanismo. Además, PP y Cs han dejado muy claro con quién querían bailar y no solo se han echado en brazos de la ultraderecha, sino que le han comprado sus exigencias, tanto en ordenanzas, donde la bajada se ha quedado para los más ricos, como en los presupuestos, que se presentaron mal y tarde y, pese al covid, con una sola modificación: triplicar la asignación de una concejala. Y lo último, me suena que ha sido otra exigencia de la ultraderecha: que ningún grupo participara en el plan de choque.

-Este gobierno ha relegado el acuerdo sobre logística. ¿Es posible construir una ciudad si cada cuatro años se empieza de cero?

-Córdoba no se lo puede permitir y no tiene justificación, sobre todo cuando ese proyecto nació del diálogo con los agentes económico-sociales y los grupos. Hay que ser también cumplidores con los acuerdos que se toman en el salón de plenos. Esa moción se llevó por unanimidad, con el respaldo de la CECO, UGT y CCOO a nivel andaluz. Es poco eficaz perder oportunidades, cuando hay otras localidades que ya iniciaron su carrera por ser referente logístico y que no han frenado. Quienes lo hemos hecho hemos sido nosotros, no ha habido interés ninguno de continuar ese proyecto. Pero me preocupan también otros asuntos como Caballerizas, en el que el gobierno municipal quiere hacer otro campo de batalla con el Gobierno de España. Las condiciones para esa cesión estaban claras y había acuerdo con Defensa también para las viviendas del Marrubial y la Farmacia. Pero no les veo la misma actitud reivindicativa con la Junta para reclamarle, por ejemplo, las obras del Marrubial. El sectarismo y la política partidista perjudican no solo al gobierno local sino a la ciudad.

-¿A qué atribuye esa falta de gestión que critica?

-No creo que sea un solo motivo. No veo a nadie que lidere ese equipo y no veo un solo equipo. Son dos que están pegándose codazos continuamente, no saliendo a defender los temas de ciudad. El ejemplo más claro ha sido la gestión de la crisis sanitaria.

-No se logró pactar el plan de choque por el covid. ¿No es eso un fracaso de la política?

-Ha sido un fracaso pero tiene su responsable: quien no ha querido no solo no llegar a acuerdos, sino que no ha querido ni sentarse. Solo he recibido una llamada del alcalde durante este año. Solo una vez. No aspiro a que Bellido me pida consejo u opinión, pero que no exista comunicación me parece muy grave. No hablo ya de cordialidad, solo de comunicación. En la crisis sanitaria fui yo quien lo llamó el 13 de marzo para decirle que me tenía a su entera disposición. También le dije que era una oportunidad que los presupuestos aún no estuvieran aprobados y que podíamos darle una vuelta de tuerca para que fueran una herramienta útil. Su respuesta fue un no a la primera y un por supuesto que no a la segunda.

-¿Su perspectiva como exalcaldesa le hace ser más comprensiva con la gestión de otros?

-Me hace tener más empatía y conocimiento. En las ocasiones en que he tenido ocasión se lo he dicho al alcalde: «tienes todo mi apoyo, solidaridad y afecto en lo personal, porque no es fácil gestionar esta situación». No han sido días fáciles, pero la capacidad de gestión de esta casa es mayor que la que está sacando este gobierno por la falta de liderazgo.

-¿Qué ha sido lo mejor y lo peor en la gestión de la crisis?

-Me quito el sombrero con el plan de contingencia y de desescalada de Emacsa. Ha sido una lección de cómo trabajar. Muy mejorable, la caótica gestión de Servicios Sociales. No se pueden escudar en la falta de personal. No es posible que el sistema de reparto de las ayudas no funcione, cuando estamos viendo instituciones como la Diputación que las está resolviendo en 5 días. Y que se haya dejado el peso a las entidades, a las que se les ha echado a la calle para que gestionen las colas de familias pidiendo algo tan básico como la alimentación.

-¿Qué habría que hacer en caso de un rebrote?

-La respuesta social no puede ser la misma. Además, esta ciudad se ha puesto en marcha antes de que lo haya hecho el plan de choque. Se han abierto los comercios y las medidas económicas ni siquiera están. Además, 80 millones del plan son un corta y pega del presupuesto, y 20 millones con cargo al superávit, que es la parte que me preocupa porque el Ayuntamiento quiere aprobar el examen sin haber estudiado. Si nos quedamos sin los 20 millones y solo con los 80 que ya estaban previstos, ¿me quiere decir qué plan de choque tiene esta ciudad? Si no estamos haciendo bien las tareas a lo mejor es tiempo de reorganizar ese equipo y de cambiar algunas competencias.

-PP y Cs han vendido el desatasco de Urbanismo como uno de sus grandes logros. Usted ha dicho que eso es márketing, ¿cuáles son las cifras reales?

-Hay un atasco que tiene que ver con la falta de personal, pero hay meses en los que la salida de las licencias es un 35% menor que ese mismo mes del año anterior.

-¿Por qué cree que el sector de la construcción o los colegios profesionales no se quejan entonces?

-Esta ciudad es respetuosa y son los primeros meses. Igual que yo esperé cien días y he puesto en práctica no copiar ni un solo acento de su modelo de oposición. Eso no les llevó a tener buenos resultados electorales, otra cosa es que estén gobernando. El PP sacó uno de los peores resultados que ha tenido en democracia y aún así gobierna. Y el PSOE sacó el segundo mejor resultado y estamos en la oposición. Luego, es verdad que el covid ha venido a pegarnos una guantada, pero cuando pongamos los datos sobre la mesa, la ciudad conocerá que no ha mejorado la gestión, y después de un tiempo de cortesía, las entidades empezarán a exigir al PP sus compromisos.

-¿Han sabido el PSOE y usted adaptarse a la oposición?

-Humanamente todo el mundo necesita un tiempo para gestionar esta situación. Yo la primera. Las primeras semanas no fueron fáciles, pero hay que tener claro el nivel de confianza que recibió la candidatura y, a partir de ahí, tener la cabeza bien alta. Lo he puesto todo los años que he tenido el orgullo de ser alcaldesa. Ahora me siento orgullosa del trabajo realizado y sé que en política todo cambia. A día de hoy el PSOE en la ciudad, por primera vez, tiene una base electoral que le puede permitir seguir creciendo, esa es la parte en la que he puesto mi granito de arena. Si esa confianza se mantiene y somos capaces de poner una propuesta de rumbo para Córdoba tenemos un buen punto de partida para seguir trabajando y generar ganas de cambio en la ciudad. No he abandonado nunca ninguna responsabilidad, y en este momento me toca defender el planteamiento del PSOE para la ciudad.

-¿Dónde se ve dentro de tres años?

-Un mes en política es una eternidad, pero en la política los compromisos también cuentan, y estoy comprometida con esta ciudad y este proyecto. Desde hace 5 años ese compromiso no ha mermado ni un gramo.