Hace tiempo que Juana Gutiérrez perdió su acento cordobés. «He pasado 35 años en Venezuela y ahora me siento extranjera en mi tierra porque todo el que me oye me dice que no soy de aquí». Regresó a Córdoba en el 2015, gracias a que nunca perdió su nacionalidad española, para cuidar a su padre enfermo, y desde entonces no ha podido regresar. «Cuando me fui las cosas estaban ya muy mal, había que hacer colas enormes para conseguir un kilo de arroz, de harina y de azúcar, si es que quedaba algo en las estanterías cuando llegaba tu turno», expone. El régimen de Chávez y Maduro solo ha traído «miseria para Venezuela», asegura. «Conocí a mi marido en Córdoba, siendo él estudiante de Veterinaria y me fui con él después de que naciera mi hijo mayor», recuerda, «he tenido una vida muy bonita allá, sin estrecheces, rodeada de gente acogedora que me dio mucho cariño y me hizo sentir en casa aun teniendo a mi familia a miles de kilómetros».

Todo cambió con la segunda legislatura de Chávez, asegura. «Una amiga mía cubana me dijo ‘vais a acabar como en Cuba’ y me reí, ahora ellos están mejor que los venezolanos». Mientras hilvana frases, insiste en que lo que cuenta no se lo han contado, «lo he vivido yo». Antes de irse, «la gente ya se peleaba por conseguir algo de comer». Ahora, la situación ha ido a peor, «la gente come de la basura» se suceden los cortes de luz, no hay gas, ni medicinas, compresas o leche, no hay respuestos para los coches y las comunicaciones se interrumpen cada dos por tres. «Cuando mi marido llegó a España apenas lo reconocí, había perdido más de 30 kilos», explica con una foto suya en la mano, «los precios se han desbocado y los sueldos están por el suelo, aunque el dinero sirve de poco, no hay nada que comprar».

El salario medio son 18.000 bolívares «y piden 15.000 por una lata de foie grass». La situación de sus nietos le preocupa especialmente, «imagino el calvario que estarán pasando mis hijos que, pese a tener ambos nacionalidad española, no pueden venir porque no les dan pasaporte para los niños, que sí han nacido allí». La irrupción de Guaidó les suena a aire fresco, pero desconfían. «Maduro no se va a ir voluntariamente y si convocan unas elecciones ahora, solo irán a votar los suyos», asegura, «lo peor es la inseguridad con la que se vive, en cualquier momento los militares te sacan una pistola, hay mucho miedo». Al Gobierno español le pide que actúe. «Los militares están con Maduro, pero ¿quién defiende al pueblo entonces?», se pregunta, «hay muchos españoles allá que necesitan ayuda».