Muchos se vieron sorprendidos por el carácter eminantemente jurídico del inicio formal de la investigación para la mayor canonización en masa de mártires realizada en Córdoba. De hecho, los candidatos son denominados "presuntos" mártires, un adjetivo propio de un comunicado policial, pero que es el correcto para llamar a los aspirantes y que recuerda el estricto legalismo del proceso. Por eso, los actuantes en el proceso juraron, además de guardar secreto, ser imparciales. Eso sí, la profesión va por dentro y se apreciaba una emoción contenida a veces a duras penas, incluso en el discurso del propio arzobispo Asenjo. Más emotivos tenían, por ejemplo, la familia del seminarista José Ruiz Montero, muerto en Puente Genil en julio de 1936. Su sobrina, Angela Arroyo Ruiz ya ha dado testimonio y puede que la llamen al interrogatorio formal.

En todo caso, la ley es la ley en esta fase diocesana, que durará en torno a un año antes de ser remitida a Roma, donde no sería extraño que se tardara tres años más en concluir. Y eso, sabiendo que Juan Pablo II abolió en la instrucción figuras que ralentizaban muchas betificaciones y canonizaciones. Es el caso del que debe poner a prueba final la vida del candidato buscando sus pecados, el llamado abogado del Diablo . Y es que el Maligno no tendrá jurisdicción en el cielo. Pero sí en la tierra.