-¿Qué es lo más positivo de la situación que estamos viviendo con el coronavirus?

-La extraordinaria labor de todos los profesionales de los servicios esenciales y la acción solidaria de la ciudadanía. Se está demostrando la acción responsable de muchas empresas, cuyo principal objetivo es sostener su actividad en el futuro, con el consecuente impacto positivo que tiene en el empleo y la economía. En nuestro país hay verdaderos empresarios, y lo demuestran una vez más.

-¿Qué enseñanza tenemos que extraer de lo que estamos pasando?

-Tenemos que reforzar nuestro sistema sanitario y crear una industria esencial alrededor de él. Hay que reducir la dependencia del exterior, pues limita el control de situaciones excepcionales. Valorar lo que realmente es importante: la salud, el tiempo en la familia y en las relaciones, tener un empleo, ser responsable con situaciones del tipo acontecido aportando lo mejor de nosotros mismos... Y, por supuesto, no podemos dejar de vivir con propósitos, además de tener control emocional adecuado, para superar esta situación.

-¿Qué cuatro acciones concretas adoptará una vez que finalice el estado de alarma?

-Las administraciones deben realizar un gran acuerdo con la sociedad civil y lanzar un programa de reconstrucción y fortalecimiento del tejido empresarial. Adicionalmente, deben apoyar a los más vulnerables y, por supuesto, un gran pacto de estado de las formaciones políticas.

-¿Cómo deben contribuir las iniciativas pública y privada para remontar la situación?

-Las administraciones tienen que dar el paso. Solas no podrán reconstruir esta situación, además el techo de déficit dificultará el desarrollo de programas. El binomio empresa-administración pública es esencial. Resulta paradójico: la pandemia del coronavirus covid-19 nos está mostrando una nueva cara de los riesgos asociados a la construcción de una sociedad global, pues estas situaciones generarán una mayor brecha entre países. Y es básica esa cooperación, si no muy mal lo estarán haciendo nuestros gestores públicos.