La fragmentación de la derecha tendrá su primer enfrentamiento electoral en las generales del 28 de abril. PP, Cs y Vox, que irrumpió con fuerza en el Parlamento andaluz y se espera haga lo mismo en Madrid, medirán sus fuerzas y tratarán de atraer al votante conservador y liberal. El PSOE, por su parte, espera recoger votos de la desmovilización de la izquierda de Podemos e IU, y apelará a la utilidad del voto, si bien tampoco le interesa un desplome de sus previsibles socios.

El debate catalán volverá a colarse en la campaña de manera inevitable, al igual que la memoria histórica (un debate avivado por la intención del PP, Cs y Vox de derogar la ley andaluza en pos de una ley de concordia), así como temas más sociales, vinculados a la sanidad, el empleo y las pensiones.