Carlos Romero Bermúdez, un emblema del movimiento obrero católico, falleció ayer a sus 88 años en Cádiz, en la residencia de los dominicos, después de una larga convalecencia de casi un año.

Nacido en 1930 en Puertollano, llegó a ser prior de la comunidad cordobesa de dominicos, aunque su legado más recordado será al frente de las Hermandades del Trabajo, que puso en marcha en Córdoba en 1956, tres años después de llegar a la ciudad, y de la que llegó a ser consiliario.

Romero, al que el Ayuntamiento le concedió el título de Hijo Adoptivo de Córdoba en el 2017, fue un emblema de Córdoba no solo en un movimiento social obrero amparado por la Iglesia, en los años del franquismo y la transición, sino de la misma ciudad en su conjunto, al frente de una lucha por mejorar la situación de los más desfavorecidos y de los trabajadores, algo que le fue reconocido en múltiples ocasiones por colectivos tan diferentes como las asociaciones vecinos, cofradías, colegios profesionales, asociaciones de laicos o la propia Universidad de Córdoba.

Como ayer recordaba el propio presidente de las HHTT del Trabajo de Córdoba, Agustín Rodríguez de Lara, «todos los que de alguna manera hemos tenido alguna relación con Hermandades del Trabajo nos hemos encontrado siempre, en algún momento, con el padre Carlos. En las piscinas de Fontanar, en la residencia de vacaciones de Cerro Muriano o en nuestra sede de Rodríguez Sánchez en la Eucaristía de todas las tardes. En la campaña del juguete…. En la caseta de feria, siempre hasta las tantas detrás de la barra. Por supuesto, también en los viacrucis del Viernes Santo en Santo Domingo. En los Primero de Mayo, Fiesta del Trabajo...» Para Agustín Rodríguez, «esto no es casualidad, es que desde su fundación, encargada por el obispo Fray Albino, el padre Carlos no ha dejado de estar presente en el día a día de nuestra obra, pendiente de su caminar, tratando siempre de llevarla por el sendero fiel al carisma fundacional: servir a los trabajadores en su promoción social, religiosa y económica; persiguiendo siempre la justicia social y llevando a cabo obras y servicios en favor del mundo obrero. Una obra de, por y para seglares, como a él le gustaba recordar, pero que ha contado siempre con la infatigable dedicación de su consiliario: el padre Carlos».

Concluye el presidente de las Hermandades del Trabajo: «Descanse en paz, padre Carlos. Como él mismo decía, ahora tenemos más apoyo desde Arriba».

En el 2011, Diario CÓRDOBA dedicaba una extensa entrevista al padre Carlos Romero en su sección La memoria viva de Córdoba