La delegación del Casco Histórico pedía que se priorizasen en la encuesta los problemas que presenta la zona. Según las respuestas dadas, el más común es la «despoblación», «gentrificación» y el «envejecimiento», seguido de la «masificación turística» y de la falta de aparcamientos. Los problemas de movilidad también están presentes en las contestaciones, ya sean por dificultades para acceder o para llegar a las cocheras, por el «exceso de vehículos» o por la abundancia de actividades en las que se corta la circulación. También destacan la falta de limpieza de las calles, ya que aseguran que solo se baldean algunas, y critican que suele haber excrementos caninos y orines. El exceso de ruido nocturno, fundamentalmente a causa de las terrazas, y los veladores que bloquean el tránsito, son cuestiones que censuran, al igual que la poca iluminación de las calles y la escasez y el desequilibrio de los servicios públicos.

Los miembros de la mesa que han participado en las encuestas subrayan la falta de viviendas con fines residenciales y la abundancia de solares abandonados y de casas vacías. A esto se suma la ausencia de equipamientos y una «sobreexplotación comercial». La «desatención», en general, y el incumplimiento de la normativa son otros dos aspectos negativos que plasman, así como la «despersonalización» del casco y la «disneyficación, que convierte patrimonio y cultura en mero escenario comercial, diluyendo y destruyendo lo que es único para poner y promover lo que se encuentra en todas partes».

Otro de los problemas es la «falta de coherencia y agilidad en el sector público, de emprendimiento e innovación en el privado, y de coordinación y control entre los mismos», lo que lleva a la «arbitrariedad» y «parálisis». Los encuestados plasman además la falta de acerados para peatones, que bicicletas y monopatines «no guardan las normas», la contaminación visual, la sensación de inseguridad y las limitaciones en carga y descarga.