«¿Qué es lo que se encuentra una persona que quiere hacer uso del tren de cercanías en una de las tres nuevas estaciones?». La pregunta aparece en un informe elaborado por el movimiento ciudadano que evalúa el servicio. En primer lugar, en cuanto a instalaciones, el texto recoge que el usuario, al llegar a cualquiera de las tres paradas, «se encuentra con un trabajador que no tiene donde alojarse ni sentarse» y con bancos «como único acomodo a la intemperie», ya que «no existe una sala de espera» en la que resguardarse en caso de lluvia. En segundo lugar, y según este informe, el viajero «no puede tener ningún tipo de necesidad fisiológica pues no hay ni urinarios ni wc». En tercer lugar, «la máquina de venta de billetes se encuentra alojada en un cubículo que no la cubre totalmente» y «cuando llueve se mojan todos los mandos que posee quedando en muchas ocasiones inutilizada por la entrada de agua y el consiguiente peligro para las personas que manipulan». En este sentido, la cubierta de la de Villarrubia ha sido agrandada.

El informe también analiza el servicio de información y atención al viajero y avisa de que está prevista su reducción. En este sentido, afirma que cuando se cumplan tres meses del cercanías «está previsto que las estaciones se queden sin personal». El informe detecta problemas de accesibilidad en las paradas. «Si quitamos a las personas que atienden en las estaciones y no dotamos las instalaciones de las debidas rampas, la accesibilidad brillará por su ausencia», señala. A esto se suman, según el CMC, los retrasos, «a veces de más de media hora»; la falta de cambio en las máquinas; y que «los trenes son muy antiguos».