Hay veces que la vida te enfrenta a situaciones inesperadas, y la crisis sanitaria que vive una gran parte del planeta a causa del coronavirus coronavirusestá provocando el aislamiento de muchos cordobeses en muy distintos lugares del mundo. Mientras la situación de algunos les obliga a intentar desesperadamente volver a sus hogares, otros, como Francisco Vázquez, que reside en Kuwait, tratan de afrontar el momento con tranquilidad y esperanza. Desde allí, donde trabaja como orientador educativo en un colegio, ahora cerrado (como los del resto del país) hasta el mes de octubre, según las últimas medidas del gobierno del país, cuenta cómo está viviendo esta experiencia.

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“Nosotros aquí llevamos ya desde el 1 de marzo con los colegios cerrados, así que llevo en casa, trabajando como puedo 22 días”, dice Francisco, que hasta el pasado lunes podía seguir saliendo a la calle, aunque el gobierno recomendó siempre quedarse en casa y evitar reuniones sociales, “cosa que mi mujer y yo hemos hecho. Apenas hemos salido, solo para hacer la compra y dar un par de vueltas al edificio, para estirar las piernas”, relata.

El pasado lunes entró en vigor un periodo de toque de queda parcial, que prohíbe salir a la calle desde las 17.00 hasta las 04.00 horas, manteniéndose abiertos tan solo los supermercados y farmacias. Asegura que, “de momento”, él y su esposa "llevan bien" la situación. “Yo intento seguir con ciertas rutinas. En horario de trabajo, estoy disponible por si algún alumno necesita algún tipo de apoyo emocional o simplemente necesita hablar, o sus padres tienen que hacerme alguna consulta”, explica este cordobés, que asegura que sigue preparando lecciones online que puedan ser útiles para afrontar la ansiedad y el estrés que pueden estar viviendo

Francisco trata de olvidar estos momentos haciendo una paella o cultivando una tomatera. / CÓRDOBA

“Mi mujer es instructora de yoga, así que a veces practicamos juntos también esta actividad. Estamos bien de salud, tanto física como emocionalmente, aunque a mi me dio un pequeño bajón cuando supe que ya no iba a ver más a mis estudiantes, ya que este año es mi último aquí y en junio tendría ya que regresar a España”, se lamenta, aunque trata de olvidar por momentos esta situación haciendo una paella o disfrutando de ver crecer sus tomateras. Con este testimonio, Francisco quiere "dar ánimos" a todos los que pasan por una situación parecida en estos momentos, recomendando “mentalizarse e intentar cambiar nuestros esquemas, todo sea por parar esta pandemia. Que piensen, cuando más difícil se ponga la cosa, que con su esfuerzo están ayudando a mucha gente, no solo en Córdoba, sino en todo el mundo”, concluye Francisco.