La empresa BioVet-UCO, nacida en 1995, se ha propuesto volver al mercado y recuperar su actividad creando reactivos (anticuerpos principalmente) tras casi una década de parálisis que coincidió con la burbuja inmobiliaria (su socio mayoritario es Prasa) y con la confirmación de que los ingresos que se generaban no cubrían los costes de producción.

El pasado 31 de julio, se reunió la junta general de BioVet-UCO para nombrar a un nuevo consejo de administración, ya que todos los cargos se encontraban caducados. En esa reunión estuvieron presentes los socios mayoritarios de la empresa, Prasa y un fondo de inversiones, la Universidad de Córdoba e investigadores, como socios minoritarios. El resultado fue el nombramiento del catedrático de Genética jubilado de la UCO, Diego Llanes, como presidente del consejo de administración y la convocatoria de una nueva reunión el próximo 10 de septiembre en la que se prevé aprobar las cuentas para iniciar la puesta en marcha de la empresa. En la nueva configuración de la entidad, se prevé que el fondo de inversiones y Prasa dejen de ser socios mayoritarios, que se incorpore en lugar de Prasa la Fundación Prasa y que vendan parte de sus acciones a la Universidad y a investigadores privados. Según Llanes, «no queríamos dejar morir la empresa de esta manera», por lo que él y su equipo, compuesto por otras cuatro personas, se han propuesto «relanzarla en el plazo de un año».

En los últimos años, la empresa ha seguido facturando por los royalties que generaban los productos creados en sus años de mayor actividad, que se han seguido vendiendo, si bien el dinero estaba paralizado en una cuenta bancaria, ya que los cargos no tenían acceso a la misma por estar caducados. Llanes estima que pueden haberse generado más de 40.000 euros. Una vez actualizada la estructura de la empresa, «trabajaremos en un nuevo plan de empresa para reorientar los productos, antes se creaban reactivos para animales y ahora queremos centrarnos en los humanos».