"Los mayores somos como los niños chicos, encender la Feria nos hace ilusión». Así resumía Concha la emoción previa al encendido del alumbrado, al que acudió desde Villarrubia junto a su amiga Eva para encontrarse en El Arenal con las autoridades y con las otras dos mujeres de Alcolea, Rosa y María, que debían protagonizar el momento de apretar el botón rojo, aunque su presencia acabara eclipsada entre políticos de ida y de vuelta. «A mí no me ha tocado nunca nada en la vida, esto es un regalo», confirmaba Rosa. A su lado, por delante y por detrás, una larga lista de rostros municipales de amplia sonrisa, natural o impostada, quién sabe, con la mirada puesta en un futuro cercano más o menos incierto. "¿Dónde estaré yo en la próxima Feria?", se podía leer en algunas caras. Ahora que casi todo el mundo es capaz de contar la Feria sin ensuciarse los zapatos de albero, conviene reivindicar la magia del ver y del estar.

Y es que el momento de la primera foto de la Feria, la última del mandato, estuvo cargado de simbolismo, de despedidas implícitas de concejales de distintos partidos, de principios y de finales. La noche, de temperatura exquisita, ni siquiera tuvo que lidiar con protestas. La campaña electoral ha dejado exhaustos no solo a los políticos, que anoche apuraron sus últimas energías ante el electorado, sino a los que gustan de escrachearlos, que bastante han tenido con los actos electorales. Encendida la portada, se apagó la campaña. Hipnotizados por las luces y el tronar de los fuegos artificiales, el fuego real de la caseta de PTV televisión pasó desapercibido. La mayor urgencia esta semana consiste en disfrutar. Como la que tenían ayer miles de jóvenes, para quienes la costumbre en estos tiempos es acudir a la Feria con las copas ya puestas y a los que se vio en los barrios próximos a El Arenal agrupados en torno a bolsas de plástico para apurar el primer botellón de la Feria.

Como Rosa y Concha, en la Feria todo el mundo vuelve a ser un niño de la mano de esas cosas que nunca cambian, como el olor del algodón de azúcar o los ojos abiertos como platos de los que ven por primera vez encenderse 2,9 millones de puntos de luz LED a la vez. Casi ná. Los que tengan hoy día libre, podrán aprovechar para comprobar lo cambiada que está la Feria, por más que no haya cambiado nada, podrán caminar por la Calle del Infierno envueltos en su ¿sutil? hilo musical o acudir al retrete sin tener que hacer cola en la caseta de turno. (Por cierto, que los baños de chicos están junto al Látigo macareno y los de chicas, junto a la olla loca, no se pierdan). 98 casetas y 175 barracas y puestos les están esperando en una Feria en la que, ciertamente, cabe todo el mundo, independientemente de sus gustos, su discapacidad o sus manías culinarias. Doy fe.

MÚSICA Tras la recepción municipal y el encendido del alumbrado y los fuegos artificiales, la fiesta continuó ayer en la Caseta Municipal con uno de los conciertos extraordinarios de este año, un espectáculo musical de versiones de los años 80 y 90 a cargo del grupo Los Vinilos. En una feria tan diversa, ayer sonó música para todos los gustos. En la caseta Fosforito (c/ Mezquita 12), que este año celebra su 35º aniversario, estuvo el grupo Musical Medina; en IU, la banda cordobesa Al Margen, la caseta Gazpacho (calle Los Patios 8) arrancó la noche con Planeta 80, que volverá a alternarse durante toda la semana con Versión 2.0 y otros grupos como Alejados, que ocupará el escenario mañana con su tributo a El Último de la Fila con Alejados; o la discocaseta LGTB (calle Puente Romano 6), donde sonaron las propuestas de los djs Óskar Rivera y Ana DJ.

CALOR A los que vayan hoy a la Feria, les espera un tiempo parecido al de días pasados, mucho sol y cielos despejados, máximas de 33 grados de día y mínimas de 16. A partir del lunes, la cosa se pondrá aún más calentita. Váyanse por la sombra y no se olviden de ponerse la cremita. Buena feria a todo el mundo.