Juan José Guisado, hijo de Doña Mencía (Córdoba) y emigrado a Cataluña en 1964, cuando tenía 15 años, tiene un hablar apresurado y hace algo tan andaluz como ahorrarse sílabas al encadenar palabras. A veces, cuesta descifrar lo que dice. En catalán, un idioma en el que se desenvuelve bien, el salero y el acento de su tierra natal perduran pero todo se le entiende a la primera.

"Si hablo en catalán me resulta imposible ir tan rápido", explica este empresario, hombre clave en la historia del asociacionismo de las gentes de su tierra en Cataluña. Es presidente de la Casa de Andalucía en Barcelona y ha sido impulsor de varias organizaciones andalucistas, entre las que destaca la Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Catalunya (Fecac), que presidió en sus inicios y que organiza la Feria de Abril catalana. A una escala más folclórica, se cuelga la medalla de ser el primero en haber traído a Isabel Pantoja a Cataluña en los años 70. "Y en los 80, la Fecac introdujo a Justo Molinero, de Radio Teletaxi, en el mundo asociacionista andaluz".

Guisado, que se define como "un catalán con raíces andaluzas", distingue tres tipos de inmigración: "La favorecida por un Estado, la masiva del campo y la de personas que quieren un lugar para desarrollar su talento". Este último "creo que fue mi caso", apunta este miembro del club rotario de Badalona.

Como muchos, llegó con sus padres en el tren El sevillano. Y como tantos, hizo de camarero, mozo de almacén y trabajó en varias cadenas de producción. Por la noche, estudiaba bachillerato y, más tarde, magisterio. A los 18 años entró en el departamento de exportación de la empresa de material de submarinismo Nemrod. Ahí se le ocurrió vender en España y en el extranjero productos alimentarios de Andalucía.

Gracias a su trabajo conocía a potenciales compradores: entonces el mismo importador compraba gafas de buceo y garrafas de aceite. Su principal proveedor era su tío, Cristóbal Moreno Navas, cuyo acrónimo y marca comercial es Crismona, que tan popular se hizo con Molinero. Más adelante, Guisado entró en el mercado de los lotes navideños, en el que factura 11 millones de euros anuales (1.830 millones de pesetas) con Eurolotes, de Badalona.

Con el tiempo, este empresario se ha ido diversificando hacia otros negocios, algunos estratégicos en el mundo de la cesta de Navidad.

3"Tengo una parte de la firma de turrones Pablo Garrigós Ibáñez, de Xixona, y soy accionista de Vins El Cep, que elabora el prestigioso cava Marqués de Gelida. Además, tengo la empresa de regalos promocionales Prosersa y soy promotor inmobiliario en Cataluña y en mi pueblo natal", afirma.

Desde hace una treintena de años, el fundador de Eurolotes ha repartido su tiempo entre el despacho y las peñas flamencas y las asociaciones andalucistas. Los barrios que absorbieron a andaluces eran guetos, focos de injusticia social, según Guisado. Decidió movilizarse. "Yo era extrovertido y me metí en la promoción de entidades que elevasen el nivel social de mis paisanos"."En las peñas se hacían constantemente colectas y sorteos para recaudar fondos con el fin de ayudar a familias amenazadas por desahucios", recuerda el empresario, que atribuye al empuje y capacidad para aglutinar de la Fecac --presidida por su amigo Paco García Prieto-- la creación de la Conselleria de Benestar Social por la Generalitat. "El papel de las asociaciones ya no es el mismo", dice Guisado. Reconoce que la actitud de afirmación se ha relajado:

"El papel de las asociaciones ya no es el mismo","Los elementos más radicales y lerrouxistas han desaparecido".