-Ha sido el único cordobés y andaluz que ha logrado aprobar las últimas oposiciones a la Abogacía del Estado. ¿Cómo se hace eso?

-Hasta donde sé, hay muchos andaluces y varios cordobeses que lo han conseguido antes que yo, así que no soy el primero y espero no ser el último. Con todo, las oposiciones al cuerpo de abogados del Estado son bastante exigentes. Requieren dedicación plena e involucran al opositor y también a todo su entorno más cercano. Así que, respondiendo a la pregunta, creo que el aprobado se logra con un gran esfuerzo individual del opositor y un tremendo apoyo y comprensión por parte de familia, pareja, amigos y preparadores. Y a veces ni siquiera todo eso es suficiente para conseguir el aprobado.

-Con 27 años, ¿cuánto ha dedicado al estudio, qué ha tenido que sacrificar?

-He estado tres años y medio a tiempo completo, además de cinco meses que compaginé con el ultimo cuatrimestre de universidad (estudió el doble grado de Derecho y Políticas en la Carlos III). Estudiaba al menos 10 horas diarias, 6 días a la semana. El sacrificio en la oposición ha sido muy alto. El precio de dedicarle tanto tiempo al estudio ha sido renunciar a muchas cosas a nivel personal. No solo porque te deja poco tiempo libre, sino porque el tiempo libre tienes que orientarlo de tal forma que no interfiera con el estudio.

-Las oposiciones constan de cinco exámenes y se tuvo que preparar 465 temas. Alguno llevaría peor, ¿no?

-Es difícil de decir. En el momento de entrar a los exámenes orales -consistentes en 255 temas el primero y 210 temas, el segundo- tenía la sensación de que no me sabía ni un solo tema. Afortunadamente fue algo transitorio provocado por los nervios y pude defender los siete temas que me tocaron. Pero si tuviera que decantarme por los que peor llevaba, quizás fuesen de Derecho Tributario, una rama muy técnica donde los temas son muy densos.

-Para que lo entendamos, ¿en qué consiste el trabajo de un abogado del Estado?

-Al igual que un particular normalmente recurre a los servicios de un abogado para que le preste asistencia jurídica cuando la necesita, lo mismo sucede con la Administración General del Estado. Desempeñamos una doble función: consultiva y contenciosa. En la primera asesoramos en diversos ámbitos desde un punto de vista jurídico, mientras que en la segunda defendemos y representamos al Estado en distintos procesos judiciales en todos los órdenes: civil, penal, contencioso-administrativo y social.

-¿Por qué los abogados del Estado terminan pasándose a lo privado?

-Muchos funcionarios procedentes de diversos cuerpos de la Administración y no solo los Abogados del Estado se encuentran en situación de excedencia, trabajando en el sector privado. Ignoro los motivos que han llevado a cada uno a optar por esa vía, pero es cierto que el sector privado ofrece grandes oportunidades desde el punto de vista económico y profesional. A su vez, creo que el de abogado del estado es un perfil interesante para las entidades privadas por dos motivos: por la preparación teórica que se le presupone y porque el trabajo diario no es muy distinto del que puede realizar un abogado en el ámbito privado. Se trata de una «transición» poco complicada.

-Muchos han terminado también en la política, ¿le tienta?

-En mi caso, tomé la decisión de opositar porque siempre he sentido vocación de servicio publico, imagino que por el ejemplo de mis abuelos y porque también tengo otros familiares que son funcionarios. Creo que de momento la mejor forma de satisfacer esa vocación es permanecer trabajando en la Administración. Ahora bien, la política también me ha interesado desde pequeño y desde luego no es una puerta que tenga cerrada.

-¿Cómo le están resultando los primeros días de trabajo en Murcia? ¿Qué se ha encontrado en su primer destino?

-La decisión de venir a Murcia no fue sencilla, ya que también me habría encantado escoger destino en Andalucía y tenía la posibilidad de irme a Cádiz. No obstante, la ciudad me ha sorprendido para bien, y mucho, pues me recuerda bastante a nuestra tierra. Por lo que respecta al trabajo, Murcia es todo un reto ya que al ser una comunidad autónoma uniprovincial asumimos el trabajo relacionado con instituciones como el Tribunal Superior de Justicia, además de contar con costa, puerto y organismos de gestión de aguas. Eso implica una importante carga de trabajo, lo que en mi caso se agrava al estar recién aprobado. No obstante, y siendo consciente de cuánto me falta por aprender, siento que poco a poco voy desenvolviéndome mejor.

-¿Qué consejo infalible le daría a quienes están ahora opositando?

-Creo que no hay recetas infalibles, o al menos yo no me siento cualificado para darlos. Cada opositor es un mundo y cada oposición es distinta. Pero si tuviera que «mojarme» creo que existe un denominador común: hay que tomarse la oposición como un trabajo; centrarse en los objetivos diarios en el marco del proyecto a largo plazo que supone la decisión de opositar; y sobre todo: estudiar, estudiar y estudiar.