-‘Recetas para vivir con salud’. ¿Cómo definirías esa cocina brevemente sin que se nos queme la olla?

-Sería una cocina para intentar prevenir la mayoría de enfermedades, sobre todo cáncer, diabetes y enfermedades cardiacas, donde se presta atención a la dieta mediterránea.

-¿La felicidad es necesaria para gozar de buena salud?

-Sabemos que las emociones influyen en la salud. Si estamos bien emocionalmente, podremos gozar de mejor salud. Comiendo saludable, podemos mejorar nuestro bienestar.

-Al igual que de la felicidad, ¿podríamos hablar de la comida de la infelicidad?

-Sí. Si basamos nuestra alimentación en comidas rápidas, ultraprocesadas, ricas en calorías, azúcar y grasas trans, nos sentiremos apáticos, fatigados, cansados y tristes.

-Te diagnosticaron un cáncer en el ovario con metástasis y estás curada. Pero no hablamos de un milagro.

-Nunca. Yo hice medicina integrativa. Combinar la medicina oficial con todo aquello que te puede beneficiar, que sabemos que es buena cocina, ejercicio físico y bienestar emocional.

-Consumir un litro de leche al día, decían antes nuestros padres. Hoy sabemos que los lácteos perjudican.

-(Ríe). Tanto la Fundación de Dieta Mediterránea como la Escuela de Salud Pública de Harvard nos dicen que no más de uno o dos lácteos al día, y mejor en forma fermentada como yogures y queso, al tener menos lactosa.

-No hay una alimentación que cure el cáncer.

-Hoy no podemos afirmar esto. Sabemos que mejora calidad de vida, disminuye efectos secundarios y también sabemos que hace más efectivos los tratamientos, pero no es un tratamiento per se. Es un complemento.

-¿Qué aportan a nuestro organismo especias como la cayena, el chile, la canela o la pimienta?

-Son especias antiinflamatorias. Cuando hay más inflamación, hay más cáncer, más enfermedades mentales, más diabetes. Por tanto, nos ayuda en la prevención de las enfermedades crónicas. Cuanto más, mejor.

-Se habla mucho de las bondades de la dieta mediterránea. Pero no sé si todos tenemos el mismo concepto de lo que es.

-Ese es uno de los problemas. Dieta mediterránea tradicional es basar nuestra alimentación un 80% en el mundo vegetal y 20% animal, pero pescado y huevo preferentemente.

-Hablas en tu libro también de fórmulas en la cocina para alargar la vida. Con lo longevos que somos, ¿quién pagará nuestras pensiones?

-(Ríe). Esa es una buena pregunta. Además, quién las va a pagar si no nacen niños. Claro, es que aquí a lo mejor hay que fomentar las políticas de natalidad. La idea de la cocina de la larga vida es que todos vivamos muchos años, pero con calidad de vida.

-En tu libro incluyes recetas de Ferrá Adriá, Arguiñano, Susi Díaz o Alma Obregón.

-Es un libro solidario en el que han colaborado todos estos chefs para llevar la cocina mediterránea a los lectores.

-Las personas más altas tienen más riesgo de morir prematuramente que las bajas. Pero en este país seguimos creciendo.

-(Ríe). En este país estamos creciendo más a lo ancho que a lo alto. Este es uno de los problemas que está teniendo España. Cuanto más a lo ancho crecemos, más diabetes, más cáncer, más enfermedades cardiacas sufrimos. Uno de los motivos por los que somos tan longevos en el Mediterráneo es porque somos más bajos que los países nórdicos, donde son mucho más altos.