Las preliminares enfilan su recta final entre letras reivindicativas y otras que sacan la sonrisa de un público que en lo que va de concurso ha dejado un aforo de media entrada en el teatro Góngora. Ese ambiente fue el que marcó una cuarta preliminar que comenzó con el único cuarteto de este concurso.

El grupo de David Reyes Madre mía dejó sus golpes simpáticos en la parodia, aunque en su primer cuplé habló sobre los reducidos camerinos del teatro Góngora. De hecho, “nos aconsejaron que llegásemos vestidos porque eran reducidos o buscásemos un lugar cercano para vestirnos, pero lo que no conseguimos cambiarnos en el bar Correo”. Su tema libre también sacó la sonrisa del respetable.

Cuarteto 'Madre mía'.

La primera chirigota de la noche fue Los gamberros del takataka. Esta agrupación de Fuente Palmera se estrenó en este concurso con una actuación in crescendo. Su primer pasodoble quiso recordar la tristeza que puede suponer para un jubilado vivir en una residencia, “pues anhelo que llegue el domingo para que visiten mis nietos, una sinfonía que maldita sea también tiene que terminar”. Y tras declarar su amor hacia Córdoba en el segundo pasodoble, su tanda de cuplés tuvo un final encadenado. En el primero trataron la práctica del deporte por parte de “todo el mundo, que hacen spinning, aerobic…; a mí me lo propusieron un día, pero prefiero ver el Sálvame en casa con mi parienta”. En su segundo, hablaron sobre las parejas que se divorcian, pues “antes estaban gordos y ahora delgados, llevan ropa de El Corte Inglés y están siempre de fiesta… y yo viendo el Sálvame en casa con mi parienta”. Su popurrí tuvo diversos golpes simpáticos.

Chirigota 'Los gamberros del takataka'.

El primer tercio de la función lo completó la comparsa Los Charlatanes. Desde Belmez, esta agrupación regresó a Córdoba para intentar “conquistar y soñar con tocar la gloria” con su verborrea. Su primer pasodoble volvió a reincidir en esta idea, mientras que su segundo trató la dicotomía del poder de la palabra en función de quién se diga. “La palabra está llena de dulzura” si sale de la boca inocente de un niño, pero si sale de “bocas traicioneras, tiene un poder que te embauca”. Tras lucir numerosos sinónimos de charlatán en su estribillo, su popurrí recopiló diferentes tipos de charlatanes, como la clase dirigente que “te abduce con sus ideas y cada cuatro años te hablará con sinceridad”, o la prensa que “escribe sobre lo que le da la gana”.

Comparsa 'Los charlatanes'.

Con la cuarta agrupación, la chirigota Es mucho arroz pa tan poco pollo dio una master-class sobre cómo hacer un perol. Bajo el tipo de maestros arroceros, su tanda de pasodobles tuvo mucha carga crítica hacia el acoso escolar y las imprudencias al volante de aquellos que conducen bebidos. “Te llevaste por delante a aquellos padres, mientras que tú tuviste la suerte que ellos no tuvieron… aún no has pedido perdón porque no tienes conciencia, pero hay dos niños que desean verte muerto. Su tanda de cuplés fue el preludio de un popurrí con simpáticas cuartetas, algunas protagonizadas por el cuñado pesado y que no sabe jugar al dominó, o el niño que en lugar de pescaito prefiere comer phoskitos o carne y “a pesar de que ha hecho dieta, ha perdido el tiempo”.

El ecuador de la función lo trajo la comparsa La clandestina. Es un grupo de nueva creación, pero con tablas como las que tiene Hipólito Moyano (micrófono de oro en el 2017), letra y música de José Manuel Serrano y dirección de Antonio Rafael Serrano. En definitiva, esta agrupación sorprendió al público con la potencia vocal con la que interpretó su repertorio con un tipo que evoca a los tiempos de la Ley Seca en EEUU, pero sobre todo a la saga El Padrino. Sus pasodobles fueron embaucadores para cantarle a un público que “con tu sonrisa me delata la pasión y acelera mi corazón de fantasía”. Y en el segundo pasodoble, además, lanzó un dardo hacia la alcaldesa Ambrosio pues “aún no la he visto pasearse entre mi gente”. En definitiva, una carta para que “reflexiones porque así nos va”.

Chirigota 'Nos vemos en la final'.

El tercio intermedio de la función lo cerró la chirigota cordobesa Nos vemos en la final. Estos trofeos llenos de polvo salieron de su estantería para interpretar un primer pasodoble sobre la ludopatía y el trauma que causa debido a “personas que pagan poco” a unos empleados que “luego se gastan lo poco que tiene en las maquinitas”. Su segundo pasodoble aportó su crítica hacia la custodia compartida. En la segunda parte de su repertorio destacó su historia del primer cuplé sobre su prima Loli, quien tras “comerse tres flamenquines y sanjacobos” en Los Romerillos, “se cayó boca abajo y levantó la solería del Puente Romano”.

Comparsa 'La comparsa más mala'.

La último tercio de la cuarta preliminar comenzó con La comparsa más mala. Este grupo de demonios elegantes ha dejado su maldad en el Góngora e invitar a todos a que “vivan como ricos y disfruten de los pecados capitales”. Pero por encima de todo, “mi reino no es tan malo como dicen para manejarte con la palabra de Dios” Su segundo pasodoble tuvo una lanza propiamente endemoniada hacia La Manada, “pues saciaron todas sus pasiones” con “una presa acollada”, de la que “no vieron sus lágrimas de sufrimiento”. Por ello, esta Manada no debe “volver a la calle”. En su popurrí mostraron las míseras verdades de la actual sociedad.

Chirigota 'Las brujas del caralibro'.

La penúltima actuación de la noche fue la chirigota femenina Las brujas del caralibro. Etas brujas cordobesas quisieron encandilar al respetable no solo con sus conjuros y hechizos, sino también con un repertorio marcado por su permanente cotilleo de las redes sociales, aunque su segundo pasodoble tuvo su visión crítica sobre la violencia de género. La segunda parte del repertorio tuvo puntos humorísticos vinculadas al uso y otros hábitos cotidianos, por supuesto llenos de maldad, en las redes. “Algo se muere en el alma cuando un amigo se va… click”.

Comparsa 'Los incondicionales'.

La comparsa Los incondicionales cerró la función. Esto grupo mixto de payasos dejó la frialdad de la sala de la pediatría para adentrarse en el calor del carnaval en el Góngora. Tras un primer pasodoble de presentación lleno de positivismo, el segundo fue una letra de bella factura hacia las madres, “la mujer de mi vida”. Dos cuplés encadenados sobre la moda de cantar pasodobles en todo tipo de eventos, rematados con un estribillo “para que veas como suenan los latidos de tu corazón”, dieron paso a un popurrí lleno de energía y con cuartetas sensibles sobre la vida, pero también con carga crítica vinculada a la crítica situación de la sanidad.