El que no se consuela es porque no quiere y, a pesar de que en el fútbol se piensa siempre en las «habichuelas» ligueras, el Córdoba anoche, en el Martínez Valero, se dio un pequeño respiro en la espiral negativa que le acompaña cada fin de semana, sobre todo fuera de casa, con una goleada en el Martínez Valero (1-4) que no solo le da el pase a los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, sino que también puede ayudarle, no se sabe si mucho o poco, para que algunos de sus jugadores puedan limpiar la mente de tanto resultado y tanta sensación negativa en la Liga.

Muchos cambios en los ilicitanos y en los blanquiverdes, ayer de azul, pero los de Sandoval en la búsqueda constante de asociaciones de los cuatro que había por delante de Álex Vallejo: Sebas Moyano, Alfaro, Javi Lara y De las Cuevas. Dos de ellos anotaron y otros dos dieron sendas asistencias. Comenzó algo mejor el Elche, pero rápidamente se diluyó y aunque la posesión de balón de unos y otros, al final del primer acto estuvo más bien igualada, los cordobesistas supierion finalizar jugada, tuvieron más claridad en los últimos metros y, sobre todo, aprovecharon las ocasiones que se les presentaron. En el lado opuesto, un Elche que salvo esos momentos iniciales no fue ni sombra del equipo que se ha visto en Liga. Desconectado entre líneas, estrellándose casi siempre en la primera línea blanquiverde y con las dudas aumentando exponencialmente a cada gol del Córdoba.

El primero, un golazo de Miguel de las Cuevas con un gran disparo desde la frontal del área al que José Juan no llegó por poco aunque estuviera bien situado. Casi sin poder recuperarse del primer golpe, el Córdoba marcó el segundo a balón parado (para pasmo de propios y extraños). Un saque de esquina de Javi Lara era cabeceado por Luis Muñoz, alojando el balón en el palo largo del portero ilicitano.

Intentó imitar ese segundo gol blanquiverde Benja, a saque de esquina de Gonzalo Villar, pero al exdelantero cordobesista le salió el cabezazo demasiado cruzado. La goleada pudo ser de escándalo si Erik Expósito hubiera tenido el objetivo más afinado: antes del descanso ejecutó un gran cabezazo que se marchó alto por poco y después, en el segundo tiempo, tuvo un mano a mano con José Juan en el que el portero ilicitano salió victorioso.

Sebas y Javi Galán hacen piña celebrando uno de los goles. LOF

El segundo acto no cambió mucho el guión, a pesar de que Pacheta introdujo dos cambios de golpe, dando entrada a Iván Sánchez y Borja Martínez. Sin embargo, dos minutos después, Javi Galán culminaba una gran jugada visitante, engañando a José Juan y alojando el balón en el palo corto.

Si el partido no estaba resuelto antes, ese tercer gol de los cordobesistas dio por zanjada cualquier posibilidad de disputa. El Elche se entregó a su infortunio y a esperar que pasara un día para olvidar, mientras que el Córdoba tocaba confiando en que llegara pronto el final. Antes, llegó el cuarto gol blanquiverde, obra de Sebas Moyano, con un disparo desde la frontal del área ilicitana, y también el tanto del Elche, al filo del pitido de Díaz de Mera, obra de Gonzalo Villar.

Una buena actuación del Córdoba en un partido con un perfil algo por debajo del liguero (algo previsible), pero en el que los blanquiverdes dieron buena imagen en líneas generales. Un Córdoba al que este caramelito copero le puede servir para quitarle un punto el amargor del devenir liguero.