En noviembre de 1997 el director de cine cordobés José Ángel Bohollo volvía a saltar a la palestra al obtener, por su película Mátame mucho, el Premio del Público del Festival Iberomaricano de Huelva, galardón que ya había recibido cuatro años antes por Ciénaga. Echando la vista atrás, Bohollo recuerda que quizá la primera vez fue la que «verdaderamente me hizo ilusión, porque era mi primera película profesional, como mi bautismo, y, además, me nominaron a los premios Goya como director novel», pero reconoce que la noche del premio a Mátame mucho fue «más divertida» porque ya tenía más experiencia.

«Siempre he tenido muy buena relación con ese festival y son los premios más bonitos que me han dado porque los vota el público, y eso hace mucha ilusión», continua el realizador, que asegura que «había mucho glamour en la cita cinematográfica de Huelva, iba todo el mundo», y estos premios hicieron que «me admitieran como uno de los suyos». Bohollo también recuerda que estuvo «muy bien acompañado» en aquella entrega de premios, ya que acudió a la gala con Rosa María Sardá, protagonista de la película junto a Santiago Ramos, Nancho Novo y Nathalie Seseña, entre otros.

«El rodaje fue duro, no lo hay fácil, pero muy divertido también, y recuerdo que hubo hasta aventuras paranormales con Rosa María Sardá en el viejo palacete aislado del mundo donde trabajamos», prosigue el realizador. Aquella película también fue un éxito de taquilla y «eso se premia haciendo más cine», pero el director cordobés no encontró ningún guión que le gustara llevar a la gran pantalla. «Yo quería ir hacia otro lado, pero eso quizá me encerró mucho en busca de algo que rompiera con la etapa anterior», explica Bohollo, que nunca ha abandonado el mundo del cine, pero hasta ahora en la retaguardia. Después de dedicarse a ser analista de guiones y hacer algunos trabajos documentales, hizo una parada y se dedicó a otros quehaceres. Ahora confiesa que está en mitad de un proyecto del que aún prefiere no hablar.