Los ciudadanos de Córdoba se volcaron ayer en todos los actos organizados para condenar el salvaje atentado ocurrido el 11-M en Madrid. Los paros y concentraciones convocadas por CECO, CCOO, UGT y Comercio Córdoba para las 12 del mediodía fueron masivamente seguidos en toda la ciudad. Estos paros son frecuentes por cuestiones laborales o incluso entre las protestas celebradas contra la guerra de Irak, pero nunca habían tenido una respuesta tan multitudinaria.

Cuando sonaron las doce, la ciudad se paró, literalmente. Trabajadores y jefes de grandes empresas y de pequeños comercios se sumaron a las concentraciones en las puertas de sus centros de trabajo. En algunos centros comerciales, como El Corte Inglés y Pryca, se había animado a los clientes a participar en la protesta desde la megafonía.

Impresionaba ver imágenes como la que mostraban la Ronda de los Tejares, el Paseo de la Ribera o La Corredera, con las aceras llenas de personas que expresaban su dolor en silencio, porque no hay palabras que definan el sentimiento común de un pueblo herido. Muchas tiendas cerraron durante los quince minutos del paro solidario, y en la mayoría de sus escaparates había lazos negros. Todas las banderas de centros públicos estaban a media asta y en muchas ondeaban crespones negros.

En las concentraciones ante las puertas de centros públicos, como el Ayuntamiento, no sólo participaron los trabajadores y políticos, sino también ciudadanos que se paraban en silencio para mostrar también su condena al terrorismo y el dolor por tanta muerte. A pesar de la unidad general, se pudieron ver algunas críticas al Gobierno por la presunta implicación de Al Qaeda en el atentado. Una mujer elevaba en sus manos dos pequeñas pancartas en las que se decía "El Gobierno del PP oculta datos ¿por qué? ¡Fuera de Irak!" o "Aznar, Acebes, no mintáis más. Dijimos no. Fuera de Irak".

Los estudiantes fueron muy activos en los actos de protesta. En las Tendillas, alumnos del instituto Góngora mostraban sus pancartas hechas en el recreo. Carmen, alumna de segundo de ESO, era a sus 13 años la impulsora de las pancartas porque "no hay derecho a que maten a tanta gente inocente que iba a trabajar y a niños que van al colegio". Carmen señalaba que "estamos muy afectados, algunos querían poner cosas más fuertes en las pancartas" y afirma que si pudiera votar, lo haría "para quitar al PP del Gobierno".

CLAMOR CIUDADANO Otro joven, Francisco Martínez, hacía más caso a la pista etarra y afirmaba que "son una minoría y no pueden imponer su ley a base de matar a gente". Ana Romero Marín comentaba que "es muy fuerte que lo paguen con gente trabajadora, inofensiva, que no ha podido luchar por su vida, a los que han cogido desprevenidos". La joven apostillaba que "si quieren la independencia así es la única forma que no lo van a conseguir".

Francisco Jaimes no es joven, ya peina canas y ha visto muchos malos momentos en España, pero asegura que lo de Madrid "no tiene nombre, son tan cobardes y tan rastreros... no van a conseguir nada, sean quienes sean". Jaimes comenta que si la autoría es de Al Qaeda "sería una venganza por lo de Irak, por habernos metido donde no teníamos que habernos metido". Francisco considera que los ciudadanos deben "ir todos a votar, en masa, porque unos asesinos no le van a quitar la opinión a España".

En el bulevar, tomado por protestas estudiantiles, un mensaje pegado en varios puntos hacía una hermosa llamada a la serenidad: "La paz no se consigue con la guerra, ni con penas de muerte, ni con represión. Contra la muerte, la vida, la palabra, la tolerancia, ni fronteras ni banderas. Quien siembra tormentas recoge tempestades".