Las fuerzas aéreas turcas derribaron el 24 de noviembre un caza ruso que supuestamente había penetrado en el espacio aéreo turco y había desoído las órdenes de abandonarlo.
Moscú, como represalia al derribo de su avión, anuló la exención de visados para los ciudadanos turcos y trató de vincular al Gobierno turco con el Estado Islámico.
El 30 de noviembre, Putin acusó a Turquía de comprar petróleo al EI.
Rusia suspendió el 1 de diciembre los vuelos chárter a destinos turcos e impuso un embargo sobre las importaciones agrícolas.