François Hollande se ha fijado como objetivo no perder la serenidad frente a las cargas de Nicolas Sarkozy para subrayar su imagen de hombre tranquilo frente al carácter inestable e impetuoso del presidente saliente. "La violencia y la agresividad no forman parte de mi programa", argumentó ayer en una entrevista televisada en la que reprochó al presidente una actitud que, a su juicio, "divide" a los franceses.

En el canal de información BFM TV, en el que fue interrogado durante casi dos horas tras el mitin de lanzamiento de la campaña de Sarkozy, Hollande sí se permitió afear a su rival que se presente como el candidato del pueblo. "No se lo puede apropiar, no puede hablarle como si fuera una multitud. El pueblo es más que eso", sostuvo. "Cuando se presenta como el candidato del pueblo, ¿a qué pueblo se refiere, al pueblo del dinero?", ironizó el político socialista, que ganó las primarias de su partido tras la caída de Dominique Strauss-Kahn.

El candidato socialista, de 57 años, expresó su desacuerdo con la idea de Francia que defiende Sarkozy. "Amar a Francia es unir a los franceses, no dividirlos, evitar la estigmatización, rechazar la violencia en el debate", afirmó. Hollande quiso demostrar que él también representa al pueblo dándose por la mañana un baño de masas en un mercadillo.

El aspirante socialista se defendió de la acusación de Sarkozy de hacer como si la crisis no existiera: "Nadie lo niega, pero cuando en el 2007 se presentó ante los franceses no dijo que lo haría mejor que los griegos, dijo que iba a aumentar el poder adquisitivo".

Para Hollande, la campaña no debe convertirse en un "combate de boxeo". A su juicio, tiene que centrarse en la comparación de los proyectos y en "el balance" de Sarkozy. "Su proyecto es su balance", dijo.