Los equipos técnicos de la central de Fukushima han conseguido restablecer parcialmente el suministro de electricidad desde el exterior de la planta a cuatro de los seis reactores. Ese logro es un paso más en el objetivo de restablecer el funcionamiento de los sitemas de refrigeración de las instalaciones. La alimentación de los reactores 1 y 2, prevista para este sábado, no prodrá hacerse realidad hasta el domingo, como consecuencia de las verificaciones necesarias. El cable que provee de energía a la planta mide en torno a 1,5 kilómetros y ofrecerá un pleno rendimiento a partir del domingo. Pese a los esfuerzos para normalizar la situación, las emisiones de radiactividad han aumentado. El jefe de Gabinete del Gobierno japonés, Yukio Edano, ha reconocido que varios alimentos procedentes de las prefecturas afectadas por los escapes de la planta nuclear Fukushima-1 presentan niveles de radiación muy por encima del nivel legal. Edano ha informado de que la leche procedente de la prefectura de Fukushima y de las espinacas recogidas en la prefectura de Ibaraki presentan un contenido radiactivo superior a lo estipulado por la ley de Higiene Alimentaria de Japón, según declaraciones recogidas por la agencia de noticias oficial Kiodo. Gravedad del accidente nuclear El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha confirmado que el nivel de gravedad del accidente en la planta nuclear japonesa Fukushima Daichi (o Fukushima 1) ha sido elevado de 4 a 5 para los reactores 1, 2 y 3; y sigue en 4 para el reactor 4. Fueron las autoridades japonesas las que establecieron esas estimaciones, dentro de la Escala Internacional Nuclear y de Sucesos Radiológicos (INES, por su siglas en inglés), de entre 0 y 7, precisa el OIEA en un comunicado. En la nota, el órgano de la ONU, que ha instado a Japón a proveerle con un flujo más eficaz de información, ha publicado un "sumario" de lo ocurrido en este grave accidente, así como del estado de los reactores y las medidas de protección para la población. Resumen de la catástrofe "Situados en la costa oriental de Japón, cada uno de los seis reactores nucleares en Daiichi es un reactor de agua en ebullición (BWR, por sus siglas en inglés)", detalla el resumen. ecuerda que "un masivo terremoto cortó el suministro externo a la planta y disparó la parada automática de los tres reactores operativos, los números 1, 2 y 3". Según la información proporcionada al OIEA, las barras de control se insertaron correctamente en los núcleos de esos reactores, poniendo fin a la reacción en cadena. Los demás reactores -4, 5 y 6- estaban ya parados, pues previo al terremoto se había activado su detención para proceder a tareas rutinarias de mantenimiento. Las razones del caos Luego, los motores diésel de emergencia, previstos como alternativa para que se pongan en funcionamiento inmediatamente después de cualquier eventual pérdida del suministro eléctrico de la planta, comenzaron a proveer energía a las bombas del sistema de circulación del refrigerante de los seis reactores. Pero "poco después del terremoto, un gran tsunami arrasó el lugar donde se encuentra la planta y dañó los motores de emergencia. Si bien algunas baterías permanecieron operables, la instalación entera perdió la capacidad de mantener de forma adecuada las funciones de refrigeración y circulación del agua", se explica en la nota. Medicación Tras describir los daños y el estado en los reactores, el OIEA resalta que se procedió a la evacuación de la población en una zona de 20 kilómetros de radio alrededor de Fukushima 1. Además, se ha instado a la población residente en un radio de hasta 30 kilómetros a permanecer en recintos cerrados y se recomendó a las autoridades "ordenar a la población evacuada de la zona de 20 kilómetros alrededor de Fukushima 2, la ingestión de yodo estable (no radiactivo)". Para este fin, se dispuso de píldoras y jarabe (para niños) en los centros de evacuación. Las dosis recomendadas, dependiendo de la edad, fueron de 12,5 miligramos (mg) para un recién nacido, 25 mg para un menor de entre un mes y 3 años de edad, 38 mg para una edad de entre 3 y 13 años y 76 mg para individuos de entre 13 y 40 años, mientras que para las personas mayores de 40 años se consideró "no necesario" suministrarles yodo. El OIEA confirma que los niveles de radiación cerca de Fukushima 1 y en otras zonas han subido desde que se dañaron los reactores, si bien asegura que los índices en Tokio y otras áreas fuera del radio de 30 kilómetros en torno a la planta de Fukushima se han mantenido lejos de los niveles que requerirían activar una protección. En otras palabras, "no representan un peligro para la salud humana", señala la nota, siempre según la información de Japón. En la planta Fukushima 1, los niveles de radiación se dispararon tres veces desde el terremoto (del 12 de marzo), pero a partir del 16 de marzo se han estabilizados a niveles que, si bien son significativamente más altos que los normales, están dentro de un margen que permite a los operarios continuar en el lugar para llevar a cabo las tareas de recuperación, concluye el OIEA.