Mientras las fuerzas de Gadafi avanzan sobre los territorios rebeldes, la comunidad internacional sigue dividida sobre qué hacer en Libia. Después de que la Liga Arabe se pronunciara a favor de imponer una zona de exclusión aérea, Francia y Gran Bretaña redoblan la presión a favor de esta medida, que topa con las reticencias de Alemania, China y Rusia. EEUU no se ha pronunciado formalmente, pero la cadena Al Jazira dijo que Washington ha comunicado a la oposición libia su voluntad de evitar que los aviones de Gadafi despeguen. El Pentágono lo desmintió.

París y Londres presentarán un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU, que ayer fue incapaz de alcanzar un acuerdo. El tiempo apremia, pero algunos países ven inconvenientes. El embajador ruso, Vitaly Churki, estimó que hay "cuestiones fundamentales" que deberían resolverse antes de instaurar una zona de exclusión aérea. En la misma línea se pronunció su homólogo alemán, Peter Witting. El embajador francés, Gérard Araud, recordó que cuando se aprobó una medida similar en Bosnia en 1993 la resolución no entró en detalles: "El Consejo de Seguridad no es un cuartel militar; su función es otorgar autorización política".

La cuestión será estudiada también en la reunión que celebran hoy los ministros de Exteriores del G-8 en París. El presidente de turno, Nicolas Sarkozy, recibió ayer tarde en el Elíseo a la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, con la que se entrevistó durante una hora. No hubo declaración pública. "Ninguna opción está descartada", indicó el Ministerio de Exteriores francés.

La titular de Exteriores española, Trinidad Jiménez, instó a la ONU, en El Cairo, a ser "sensible" a la petición de la Liga Arabe, informa Marta López.