CÓRDOBA

TEATRO DE LA AXERQUÍA

SÁBADO 28

22.00 HORAS

parece que «el butanero» lo está petando, como se dice por ahí ahora. Es Marco Jesús Borrego, un utrerano al que un día se le ocurrió grabar en el móvil una melodía que le rondaba la cabeza mientras repartía bombonas con su camión y hoy está revolucionando las redes con su flamenquito electro-latino, con textos de siempre e imágenes de sol, mar y gente guapa.

Si a eso le añadimos que Sergio Ramos, el famoso deportista camero, colgó en las redes unas imágenes, mientras se tatuaba, con la música de Demarco de fondo, esto ya fue el «no va más», el empujón definitivo para toda una franja de público con ese perfil que aprecia y consume con afinidad estos tipos de productos musicales y sociales. El bombazo se llamó La isla del amor (sí, ese que sonaba el verano pasado para descansar del multimillonario Despacito fonsiano), que le está llevando a colgar el cartel de Todo vendido en las principales salas y recintos para conciertos del país. Demarco Flamenco llega a Córdoba, nada menos que al Teatro de la Axerquía, al precio mínimo de 20 euros la entrada, con visos de llenarlo también. Todo un fenómeno. Aquella melodía del móvil la escuchó el rapero onubense Maki y le propuso hacerla juntos. Tanto congeniaron que Demarco Flamenco participaría en los tres siguientes discos de Maki, que estará acompañándole en este concierto, además de la cantante, y esposa del rapero, María Artés. Con Juan Magan, Demarco hizo un remix del tema-pelotazo, que tiene más de cincuenta millones de visitas. El éxito le ha llegado tan rápido en su carrera como tarde en su vida. «Siempre quise dedicarme a esto, pero conforme vas cumpliendo años pierdes un poco la ilusión y se te van difuminando los sueños. Por eso me agarro a esta oportunidad con unas ganas enormes». Tiene casi 39 años, y pidió una excedencia que puede ser definitiva por sentir que ha conseguido aquel sueño que tenía desde pequeño, cuando la gente comentaba «qué bien canta el hijo de Marco». De ahí su nombre artístico, que supone, dice, un pequeño homenaje a su padre, que le contagió su amor por el flamenco.

Además de las canciones del disco Uno, Demarco interpretará un popurrí de rumbas, algún fandanguito y alguna pincelada de Los Chichos y Camarón, sus artistas más admirados, sus referentes. Respecto a este tema y a la proliferación de honorables sucedáneos flamencos, como esta parcela bautizada como electro-latina, Demarco cuenta: «Cuando era joven, en Utrera ponía a mis artistas favoritos en el radiocasete del coche y algún amigo me decía que los quitara. Preferían escuchar las novedades anglosajonas de Los 40 Principales. Yo les decía que no, que era mi coche y ponía la música que yo quería, fuese Gaspar de Utrera, Enrique Morente o Los Chichos. Ahora los chavales jóvenes no tienen esos prejuicios. No relacionan el sonido flamenco con música para canis, sino con canciones hechas en su idioma, de las que no hay por qué avergonzarse».