Crisis migratoria

Marlaska viaja a Mauritania con escolta europea para frenar las salidas de cayucos

Mohamed Ould Ghazouani, presidente del país africano, se ha convertido en una figura de la máxima importancia en el tablero de la migración subsahariana

Fernando Grande-Marlaska.

Fernando Grande-Marlaska. / EFE

Juan José Fernández

Segundo viaje de Estado y con escolta europea a Mauritania. No ha pasado un mes de la visita que Pedro Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, hicieron a Nuakchot, cuando el ministro español del Interior, Fernando Grande-Marlaska, vuela este jueves al país que se ha convertido en epicentro de la crisis migratoria de la ruta atlántica canaria.

Marlaska viaja este jueves a la capital mauritana con la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, y la secretaria de Estado de Asilo y Migración de Bélgica, Nicole de Moor. La primera vuela a África acreditando la implicación de la Comisión Europea en los intentos de detención de la dramática oleada humana que se lanza al océano buscando arribar a territorio de la UE. La segunda, representando al gobierno que ostenta el turno de presidencia del Consejo de la UE.

Y como interlocutor principal, el mismo que recibió a Sánchez y Von der Leyen: Mohamed Ould Ghazouani, el presidente de Mauritania, y en el mismo palacio presidencial en que tuvo lugar el anterior encuentro, ese en el que se comprometieron 310 millones de euros en inversión por parte de España, y otros 200 por la UE, a cambio de que las autoridades mauritanas extremen el celo en cerrar el grifo de salida de cayucos.

Cierre del grifo

El mauritano Ghazouani se ha convertido en una figura de la máxima importancia en el tablero de la migración subsahariana. Se sienta en el sillón presdiencial de un país convertido, por inercias de la guerra, el terrorismo yihadista y el cambio climático en el Sahel, en el lugar donde unos 300.000 migrantes buscan cómo solucionar sus vidas. Y una parte del grifo que regula esa riada humana está en manos de ese general convertido en político, ex jefe del Estado Mayor del ejército mauritano y ex director general de Seguridad Nacional de aquel país.

Las costas de Nuadibú, el principal puerto pesquero del país, son el nuevo eldorado para las mafias. Si no hay temporal -como ha ocurrido trágicamente las últimas jornadas-, el trayecto a Canarias se acorta: de una semana que costaba saliendo de Senegal a cuatro días zarpando de aguas internacionales frente a Nuadibú.

Marlaska y sus acompañantes europeas llegan en un momento en el que, con cifras aún altísimas, comienza a remitir la afluencia de cayucos a Canarias. Del 1 del pasado enero al 31 del mismo mes, habían llegado a Canarias 7.270 migrantes a bordo de embarcaciones por la ruta Atlántica. En el mes de febrero han arribado 4.662 más. Del incremento anual de un 1.184% con respecto al mismo periodo de 2023 se ha pasado a un 539%. Son ya 11.932 personas.

Algo va cambiando desde la anunciada lluvia de millones. La visita de Marlaska se produce, por cierto, al poco de tres condenas a líderes de la mafia de la migración ilegal en Mauritania. Les han caído penas de 15 años.

Declaración conjunta

Marlaska ya ha estado en Mauritania para viajes de parecido contenido pero menor calibre, en junio de 2018 y noviembre de 2022.

Los visitantes europeos no se verán solo con el presidente mauritano. También con los ministros de Interior, Mohamed Ahmed Mohamed Lemine, y de Economía y Desarrollo Sostenible, Abdessalam Mohamed Saleh, en citas que se celebrarán en el palacio de congresos de la capital. 

Está previsto este jueves que la comisaria europea Johansson firme una declaración conjunta UE-Mauritania. Según explican desde la sede madrileña de Interior, la declaración pretende "reforzar la cooperación con el país africano para abordar las causas que inciden en los flujos migratorios", y eso, entre otras medidas, "impulsando la cooperación económica y persiguiendo a las mafias que trafican con personas".

Para portavoces del ministerio de Marlaska, que se sumen al viaje las dos altas dirigentes europeas supone una ratificación del apoyo de la UE a la cooperación migratoria bilateral de España con Mauritania, que en enero pasado cumplió 20 años.