Barcelona

Colau se despide como alcaldesa de Barcelona: “Seguro que no volveré a presidir el pleno los próximos cuatro años”

Los 22 concejales que no repetirán el próximo mandato dicen adiós al consistorio

Algunos de los 22 concejales que no seguirán el próximo mandato, en el Saló de Cent este miércoles.

Algunos de los 22 concejales que no seguirán el próximo mandato, en el Saló de Cent este miércoles. / ÁNGEL GARCÍA MARTOS

Toni Sust

“Está por ver quién será el alcalde el sábado o los próximos meses, pero seguro que yo no volveré a presidir el pleno durante los próximo cuatro años y me quiero despedir”. Con esta frase ha zanjado Ada Colau sus dos mandatos al frente de la ciudad. Y también ha zanjado toda especulación sobre la posibilidad de que un acuerdo inesperado, como el que ella misma propuso este martes al PSC y ERC, le permita reeditar el cargo durante parte del próximo mandato.

Colau ha entonado su adiós como alcaldesa, no al plenario, porque ya ha dejado claro que asumirá el acta de concejala, aunque también ha dado a entender que es probable que no complete el periodo. Ha agradecido el tono a los concejales, así como su empatía, y ha subrayado que este segundo mandato ha sido más fácil que el primero en cuanto a la conflictividad de los plenos.

Ada Colau, en su último pleno municipal como alcaldesa, este miércoles.

Ada Colau, en su último pleno municipal como alcaldesa, este miércoles. / ÁNGEL GARCÍA MARTOS

Las despedidas

Colau ha mostrado un caluroso agradecimiento a todo el equipo del consistorio, entre el que ha citado al de prensa en general (y en particular a su director, Francesc Santiago). La alcaldesa en funciones ha sido la última en intervenir en el llamado pleno de la lágrima, en el que cada cuatro años, entre las elecciones municipales y el pleno de investidura, los concejales que no van a seguir siéndolo en el mandato siguiente se despiden. Esta vez son 22 de los 41 los que no regresarán, aunque no todos han acudido.

“¿A qué clase de cabrón se le ocurrió llamar a esto el pleno de lágrima?”, se ha preguntado con sorna uno de los que se van, Paco Sierra, presidente del grupo de Ciutadans desde que sustituyó como tal a Luz Guilarte, que ha afirmado que seguirá haciendo política de otro modo, y que seguirá atento al consistorio.

Sus dos compañeras de grupo, Noemí Martín y Julia Barea se han despedido también emocionadas. Barea ha hecho bueno el nombre oficioso del pleno: no ha podido evitarlo y ha llorado, aunque entre risas.

Ferran Mascarell ha puesto final a su paso por el consistorio, en el que ha estado representando al PSC y a Junts. Mascarell cierra así una amplia trayectoria política, casi siempre vinculada a la cultura, que le ha llevado a desempeñar responsabilidades en el ayuntamiento y en el Govern, del que fue ‘conseller’ de Pasqual Maragall y de Artur Mas, del PSC y de CiU. Mascarell ha recordado que quien le hizo llegar al consistorio fue Maria Aurèlia Capmany, en 1985. “Si no, hubiera sido editor”. También Óscar Ramírez, edil del PP, ha dicho adiós al consistorio con emoción y agradecimiento.

Un paso fugaz

Núria Carmona, que entró en el ayuntamiento como relevo de Jaume Collboni, es decir hace cuatro meses, ha mostrado su agradecimiento general y su satisfacción por la experiencia pese a su brevedad. El también socialista Joan Ramon Riera ha recordado que se hizo militante del PSC “un día de Difuntos” y ha calificado de honor su periplo como concejal, cargo en el que ha estado tres años.

Xavier Marcé, concejal de Turismo e Industrias Creativas ha deseado suerte como en el teatro, “mucha mierda”, a los que vendrán: “Me llevo la alegría de las cosas bien hechas y la herida de las que quedan por hacer.

Ballarín, la experta

La socialista Montserrat Ballarín ha recordado que ya se despidió en 2011, “como se ve, sin éxito”. Volvió al consistorio y ahora, ha dicho, llega su “adiós definitivo”. Responsable de Hacienda, Ballarín es considerada una de las personas que mejor conoce el funcionamiento de las arcas, impuestos y tributos municipales o como se llamen exactamente: había que llamarla para distinguir bien las cosas.

Por Barcelona en Comú, el primer en despedirse ha sido el concejal de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, que de hecho podría volver si dos de los concejales electos del partido entraría en el plenario. Rabassa ha lidiado con un distrito que ha vivido un mandato complejo, si bien siempre ha sido uno de los retos mayores para los gobiernos de la ciudad. El concejal ha pedido que quien le sustituya en la plaza no piense que Ciutat Vella es solo es “inseguridad y suciedad”, y ha reclamado que se aísle a Vox.

El hijo de Eloi Badia

Eloi Badia anunció tiempo atrás que no repetiría como concejal. Ha llevado áreas de peso en los últimos ocho años, y ha estado en frentes difíciles, como el de la municipalización del agua y de la funeraria pública, proyectos que no se lograron. En lo positivo, ha sido la cara de la apuesta por la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático, clave en la gestión de los Comuns. Badia ha recordado que está cerca de tener un hijo, y ha instado a los que seguirán en el ayuntamiento a luchar porque su vástago se encuentre una ciudad que no ceje en la lucha contra ese cambio climático.

“Me voy contenta y agradecida”, ha afirmado la teniente de alcalde en funciones Laura Pérez, que también se bajó de la lista de Colau anticipadamente. “No tendría tiempo para citar todos los momentos difíciles, pero una mención especial a los tiempos de la pandemia, nunca podremos agradecer lo suficiente de la alcaldesa y la concejala Gemma Tarafa”, ha dicho Pérez.

Los de ERC

Por parte de ERC ha habido varias despedidas, Una, la de Max Zañartu, que ha destacado lo extraño del mandato que concluye: “Nadie hubiera pensado que habría una pandemia”. Ha recordado a la concejala republicana Marina Gasol, fallecida hace unos meses, y ha asegurado que ser concejal ha sacado de él “lo peor y lo mejor”.

Gemma Sendra, otra de las concejalas que han optado voluntariamente por no repetir, ha mostrado su agradecimiento a Ernest Maragall su confianza, así como a todo el partido, por respetar su independencia. Sendra hubiera sido la responsable de Cultura en el gobierno que los republicanos iban a dirigir en 2019 si no hubieran sido desbancados por Colau con el apoyo de Manuel Valls.

“Yo esperaba más de la política”, ha asegurado Sendra, que ha justificado la afirmación por haber constatado que a menudo no existe una exigencia relevante, que no hay preocupación por los presupuestos de algunas iniciativas. Con educación, ha venido a decir que a veces falta seriedad y compromiso.