CiU y el PPC cerraron en la madrugada de ayer el pacto que salvará los presupuestos en la votación plenaria de hoy. Como ya sucedió en la alianza de julio del año pasado, cuando Alicia Sánchez-Camacho la calificó de "un acuerdo para todo", los populares defendieron que el contrato firmado "trasciende" las cuentas y compromete la agenda del Gobierno catalán, mientras CiU minimizó su impacto y defendió en privado que el coste político ha sido leve. Ahora falta saber cómo se las arreglará el Gabinete de Artur Mas para cuadrar las cuentas y reducir el déficit después de que los conservadores hayan diluido los dos tributos estrella con los que los nacionalistas querían oxigenar la caja de la Generalitat: la tasa turística y el euro por receta. Por esa rebaja se dejarán de ingresar 130 millones de euros.

El proyecto de los presupuestos, que rondan los 39.000 millones de euros, se elaboró con la previsión de que la economía catalana crecería un 0,8%, posibilidad harto difícil. Además, ayer ya surgieron muestras de que las cuentas pactadas conllevan una caída de ingresos.