Los andaluces y andaluzas iniciamos ciclo electoral de gran importancia, comenzando con las andaluzas, que actúan como barómetro de lo que sucederá en las siguientes citas electorales, europeas y municipales. Desde luego, hay que votar, vamos a votar, teniendo muy claro que la realidad de Andalucía no está desligada en absoluto de lo que pasa en nuestro país, en la UE y en el mundo globalizado.

Estamos viviendo un ciclo político e ideológico en el que hemos perdido muchos de los valores y principios de las democracias tradicionales, y a las que España llegó algo tarde, y por qué no decirlo, de forma parcheada, y de aquellos barros, estos lodos. Quizás, ese parcheo ha propiciado que en las conciencias de la ciudadanía andaluza aún no haya calado con la suficiente fuerza la vacuna de que hay cosas en la historia que es mejor no repetir, y me sorprendo escuchando a diferentes personas, trabajadoras, que no han vivido la dictadura, afirmar que Andalucía con el franquismo era mucho mejor. Aún recuerdo los niveles de analfabetismo que Andalucía presentaba en los años 80, y su desarrollo económico era equiparable al muchos países subdesarrollados o, siendo generosa, en vías de desarrollo.

La memoria es flaca, y las sucesivas crisis económicas de los últimos veinte años nos han lanzado al despropósito del avance de las ideas totalitarias como única salida a multitud de situaciones personales y sociales de exclusión, a las que, por el momento, no se está sabiendo dar una salida equilibrada y justa.

Europa ha sufrido un progresivo deterioro de sus valores fundamentales, como la libertad, el bienestar para todos, el desarrollo común y equilibrado y, por supuesto, el cumplimiento de los derechos humanos y la solidaridad con los más débiles. La foto internacional no es buena, y estamos en riesgo todos.

Considero fundamental revitalizar los principios democráticos, pues nos jugamos mucho en ello, y por ese motivo hay que votar. Ir a votar es esencial para preservar los derechos que tanto nos costó conquistar, y sugiero votar a aquellos que tengan en su ideario esa revitalización democrática, realista, defensora de los derechoshumanos, solidaria con los desfavorecidos, acogedora y responsable. El mundo cada vez es más pequeño y no nos podemos permitir el lujo de dejar a nadie atrás. Andalucía ha sido ejemplo de universalidad y solidaridad a lo largo de su historia. Defendamos y profundicemos en la democracia y luchemos por los valores comunes a todos los seres humanos, pues el futuro nos va en ello.

* Directora general del Instituto Halal