Si hay un segmento de enorme ebullición en el negocio bancario actual, ese es el hipotecario. La repetida, hasta la saciedad, subida de los tipos de interés oficiales en la eurozona para los próximos meses ha venido precedida de la escalada del euribor a un año, la principal referencia de los créditos hipotecarios, que en esta última semana ha llegado al 0,344 por ciento.
Este nivel deja, de momento, la tasa mensual cercana al 0,250, el nivel más alto desde 2014. Un nivel que está provocando una aceleración de las revisiones de los productos hipotecarios, cuya gran mayoría corresponden a tipos fijos. De hecho, según el INE, hasta tres cuartas partes de las hipotecas suscritas en los últimos meses han sido a tipo fijo. Este cambio de escenario, más rápido de lo previsto, se produce en un momento de crecimiento muy intenso del propio crédito hipotecario como reflejan las estadísticas oficiales. De hecho, según los datos avanzados de los notarios, en marzo se firmaron 36.240 hipotecas en España, casi un nueve por ciento más que el mes anterior, con unos registros a los que hay que mirar al ya lejano diciembre de 2010.
Con un importe medio de 142.722 euros, el porcentaje de viviendas financiadas con créditos hipotecarios alcanzó el 51 por ciento con un promedio de cuantía del crédito del 73,8 por ciento.
Lo que está ocurriendo es que la tendencia a elevar los tipos fijos está siendo muy dispar en cuantía y ritmo, ya que el análisis que se hace de la evolución futura del mercado es muy exhaustivo.
Obviamente, la subida está siendo acusada en las hipotecas a tipo variable, con un alza promedio del 15 por ciento si se compara este mes con mayo de 2021.
Entonces, el euribor a un año cerró a mínimos históricos, -0,481 por ciento. La pregunta es hasta donde llegará a final de año.