Esto va de ganar. No de pasearse, ojo. Ni de disfrutar el camino. Nada de eso. No nos engañemos. Cada día de partido para el Córdoba CF será una prueba de vida, un examen que abre la puerta al siguiente test. En esta Segunda B de nuestros desvelos cualquiera te puede ganar, pero no debe hacerlo. Esa es la cuestión capital. El UCAM no lo hizo, así que no fue tan malo. Se trata de encontrar cada partido el antídoto para el rival de turno y actuar en consecuencia sin arrebatos, casi con frialdad. La llave para escapar de este cenagal no será la pasión -que en el cordobesismo, como bien es sabido, es infinita- sino la pericia para cuadrar las cuentas y buscar el máximo interés. En las actuales circunstancias no hay nada más bello.

El del UCAM Murcia ha sido el primero de esos duelos en los que agarrar los puntos tiene un valor que trasciende a las matemáticas. Terminó con empate sin goles. Ambos siguen sin perder. Ambos siguen sin encontrar un rival que les marque -el Córdoba se hizo uno en propia puerta-. Ambos siguen liderando el grupo. Ambos sellarán el billete a la siguiente fase si nada se tuerce.

El conjunto de Salmerón, efectivamente, no es como el resto. No es uno más. Se le notó el empaque, la seguridad del que sabe que controla la situación. Eso a veces da más miedo que un adversario atacando a lo loco. Porque sabes que en cualquier instante, en cualquier acción aparentemente intrascendente, te puede matar. En la última jugada, una falta en el lateral del área de Edu Frías, el temor se palpaba. Esa sensación, seguro, se repetirá más veces.

Debatir sobre si el Córdoba ganó un punto o perdió dos es un tema que en el escenario presente resulta un pasatiempo estéril. Javi Flores estrelló dos veces el balón en el poste, el Córdoba insistió más... y el UCAM mostró lo que dice que es: un muro infranqueable. A los de Sabas les toca seguir a pico y pala, atrincherados arriba en la tabla y sabiendo ya que en Murcia tendrán que replicar al mismo nivel que el rival o superior. Bajo presión absoluta. Porque la presión es un privilegio.