Muchos son los que desprecian la Copa, o al menos los que minimizan su impacto, al alegar que sus consecuencias pueden resultar más negativas que positivas. Se obcecan tanto en la Liga, que olvidan los placeres que a veces otorga este torneo. El Córdoba lo sabe bien. Lleva tres temporadas consecutivas accediendo a los dieciseisavos de final tras eliminar a seis equipos de Segunda División a partido único. A partir de esta ronda aparecen los de Primera, a ida y vuelta. Ni siquiera ahí se han arrugado los blanquiverdes, que últimamente eliminaron al Racing y al Betis.

¿Pero qué efecto tiene en la Liga llegar tan lejos en Copa para un equipo como el cordobesista? Los dos antecedentes son muy dispares. Hace dos años, con Lucas Alcaraz en el banquillo, el Córdoba deambulaba por la zona media, sin más ambición que la permanencia. El técnico, consciente de las limitaciones de su plantilla, trató de no repetir demasiado las alineaciones de Liga y Copa. Hasta en tres eliminatorias solo repitió a un jugador de un choque a otro. Solo en la ida de octavos ante el Deportivo alineó a seis futbolistas que tres días después repitieron en el torneo copero. Es más, en la vuelta reservó a teóricos titulares de la competición doméstica para que estuvieran más frescos en Riazor, una vez que los cuartos estaban al alcance de la mano (ver gráfico). Después de los seis encuentros coperos, llegaron cuatro derrotas y dos empates (ante equipos que descendieron, Albacete y Ponferradina).

El pasado año la película fue muy diferente. El Córdoba disputó seis partidos de Copa y solo tras uno de ellos perdió en Liga. Fue en la última eliminatoria, ante el Espanyol, después de un gran esfuerzo en Cornellá que casi clasifica a los de Jémez para cuartos, donde esperaba el Mirandés, de Segunda B. Para ese encuentro el técnico echó mano de cinco titulares en Liga, al igual que en la ida.

En la anterior eliminatoria, ante el Betis, ocurrió lo mismo. En la ida empleó a seis habituales. Tras la vuelta no hubo Liga y sí parón navideño y vuelta a la Copa. Y es que salvo en la primera ronda, ante el Murcia, en la que Jémez cambió por completo su equipo --solo repitió el portero Arias--, en las demás apostó para la Copa por la mitad de los titulares de la Liga. El resultado fue positivo. Ganó dos partidos, empató otros dos y solo perdió el citado en La Condomina.