Solo un equipo permanece invicto en la Liga (Barça) y solo uno ha perdido un partido (Madrid). Solo dos equipos llevan un promedio superior a los tres goles por partido (Madrid, 42 y Barça, 38). Los tres primeros clasificados del Pichichi visten de azulgrana (Messi) y de blanco (Cristiano, Higuaín), y el momentáneo Zamora al que menos tantos ha encajado trabaja en el Camp Nou (Valdés). Los números confirman lo que se sospechaba en verano: la Liga es cosa de dos. Como la de Escocia es el asunto que dirimen el Celtic y el Glasgow Rangers sin que nadie se interponga en esa lucha fraticida.

El Valencia pudo frenar al Barça (2-2), al que no le pitaron dos penaltis a Messi, pero no pudo hacerlo con el Madrid por uno no pitado a Higuaín en el tiempo añadido. Es el equipo que más se acerca a los dos grandes, pero anda a cuatro puntos, incapaz de mantener el frenético ritmo de los dos favoritos, decididos a mantener un pulso mano a mano hasta el final.

SENSACIÓN APARENTE / La emoción por el desenlace de la «Liga de mierda» que dijo José María del Nido, el presidente del Sevilla, se concentra en el Camp Nou y el Bernabéu. «Tendremos que ganar muchos partidos para ser campeones», sostiene Pep Guardiola, consciente de la progresión del once de José Mourinho. Una sensación más aparente que real. El Madrid suma un punto menos (31) que el año pasado (32) en los 12 primeros encuentros. Se presentó líder en el Camp Nou y cayó con una estrepitosa mano de goles. Luego, solo pudo empatar (1-1) en casa y fue eliminado en la Champions.

La diferencia de puntos respecto al Barça se debe al ligero retroceso de los azulgranas con los cuatro empates coleccionados. Tres fuera de casa, todos por 2-2 (Anoeta, Mestalla y San Mamés), unido al 0-0 con el Sevilla han relegado al Barça a la condición de perseguidor. Igual que en los últimos años antes del primer clásico, que esta vez se disputará primero en el Bernabéu (10 de diciembre). «Al Barça lo veo por el retrovisor», fue la broma que se le ocurrió a Iker Casillas hace un par de temporadas antes del primer duelo directo. A partir de entonces, siempre vio a su amigo Xavi delante.

CHAMPIONS CASI RESUELTA / La superioridad de los dos grandes se traslada también en Europa. Con los deberes hechos, las dos últimas jornadas de la Champions no ejercen ninguna interferencia en su camino. Ambos están clasificados para los octavos y podrían asegurar el primer puesto esta semana. La empresa es más asequible para los blancos que para los azulgranas, que deberían ganar al Milan de Ibrahimovic. El reencuentro del morbo entre el sueco y Guardiola y sus excompañeros, esos aplicados alumnos colegiales que nunca levantaban la voz.

Tampoco la levantan para hablar del Madrid, asunto tabú en el vestuario mientras continúa la prohibición de entrevistas que comenzó en agosto. «Es muy difícil sumar puntos en cada jornada», afirmó Andrés Iniesta tras la goleada sobre el Zaragoza. Un mensaje teñido de humildad y que contrasta con las proclamas triunfalistas que brotan desde Madrid. El último ejemplo fue Raúl Albiol. «Somos el equipo que más espectáculo da, se ve en cómo disfruta la gente en cada partido», afirmó el defensa blanco. Con el once de Mou por delante, el discurso de las ayudas arbitrales al Barça permanece en el cajón de los medios madrileños.

CUENCA SE QUEDA / Los azulgranas siguen a lo suyo, obsesionados con recuperar el ritmo tras el último parón de las selecciones. Isaac Cuenca se ha incrustado en el primer equipo, a pesar de la recuperación de Pedro. Las lesiones de Afellay y Adriano le mantendrán entrenando con las estrellas. De hecho, solo le faltan tres minutos de Liga para decir que ha jugado ya más tiempo en Primera que en Segunda. Igual le faltan tres días solo para contar que habrá jugado en San Siro.

«El del Milan es el partido que todo futbolista desea jugar», admitió Carles Puyol sobre su segundo equipo favorito. Volverán Mascherano y Abidal, reservados el sábado y los centrales titulares durante su lesión, pero el capitán podría ejercer de lateral debido a la ausencia por sanción de Dani Alves.