El infame terreno de juego del estadio de Kaunas no desvió la atención de la selección española, que tuvo la concentración que las circunstancias demandaban para hacer lo que debía y sacar la quinta victoria consecutiva en la fase de clasificación de la Eurocopa 2012. Con la gente de refresco adecuada y suficiente, La Roja hizo lo que debía para sumar los tres puntos y salir sin heridas de guerra que algún que otro entrenador de la Liga hubiese lamentado a gritos. Xavi, que es capaz de dejar el sello de su clase e inteligencia hasta en un olivar, abrió el marcador y después de que empatara Stankevicius se echó el equipo a la espalda para dirigirlo hacia el triunfo.

Del Bosque metió en el equipo inicial a Iraola, Albiol, Javi Martínez, Llorente y Cazorla para encarar un envite en que la exigencia máxima venía más de una superficie sembrada de trampas que del nivel de Lituania, de la que había que esperar también la máxima entrega, dado que sus posibilidades de meterse segundos se multiplicaron con la derrota de los checos en Granada.

TRAZO GRUESO Con Villa por la izquierda y Cazorla partiendo desde la derecha, pronto se pudo comprobar que la participación de Llorente en el eje del ataque era lo mejor que podía haber decidido el seleccionador para encarar un compromiso con pocas florituras y mucho trazo grueso en el hozironte. En ese sentido, también la presencia de Javi Martínez se reveló enseguida como muy positiva para el necesario cambio de rumbo que España tenía que dar a su juego.

El juego de espaldas del delantero del Athletic y su capacidad para fajarse y habilitar a los que llegaban de cara, así como el despliegue de su compañero de equipo fueron de lo más notable del conjunto español. Lo sobresaliente, lo mejor, corrió a cargo de Xavi, que, pese a las evidentes dificultades para hacerlo, no pudo sustraerse a buscar siempre la asociación y la combinación más lúcida para encontrar el hueco que él suele ver antes que nadie.

El cerebro azulgrana, como acostumbra, tampoco se privó de acercarse a posiciones de gol. Y por las inmediaciones del área lituana andaba para recibir de Villa y sorprender a un adelantado Karcemarskas con un disparo que envenenó aún más el toque en Skerla (m. 19). En esas circunstancias, con el duro golpe asestado a la modesta selección báltica, se daban las circunstancias idóneas para que cayera una victoria de carril del lado español. Lituania estuvo desparecida casi hasta el descanso, que pudo llegar con todo resuelto si Llorente llega a aprovechar una asistencia magnífica de Cazorla; el balón se le vino encima y el portero pudo sacar su flojo remate.

INTENSIDAD Stankevicius complicó la noche con un tirazo ante el que Casillas no pudo hacer nada (m. 57) y empezó otro partido, en el que la figura de Xavi no dejó de crecer, hasta el punto de dar la impresión incluso de que el patatal se había convertido como por ensalmo en una alfombra. A su mando, La Roja reaccionó muy bien, subió la intensidad de sus evoluciones y desnudó a Lituania con una facilidad asombrosa. Mata y Silva, que habían salido por Cazorla y Villas, fueron dos buenos aliados.

Hacia el valencianista abrió el centrocampista del Barça para que a su vez metiera al área un balón que Llorente fue lanzado a rematar. Lo impidió Kijanskas, que se le adelantó pero para clavar clavó en su portería el balón en su desesperado intento de despeje (m. 70). Y para que nadie olvide que no hay quien mueva la pelota cómo los campeones del mundo, independientemente de los imponderables de un maltrecho césped, Xavi armó la monumental combinación que acabó en el tercer gol.