Nueve meses después, Dmitro Chigrinskiy volverá a pisar el Camp Nou. Lo hará con su camiseta del Shakhtar Donetsk, el club de su vida, que abandonó durante un año por su efímera aventura azulgrana. La suerte que le faltó al central ucraniano en su paso por Barcelona es la que le ha dado el Shakhtar al Barça, ya que siempre que se ha cruzado en su camino (en la Recopa de 1971, en la liguilla de la Champions del 2008 y Supercopa de Europa del 2009) ha terminado llevándose el título.

Guardiola se quedó prendado de Dima en el 2008 y convenció a Laporta para que pagara 25 millones de euros por el zaguero. Chigrinskiy se incorporó tras perder a su nuevo equipo tras perder la final de la Supercopa contra los azulgranas.

Pero su rendimiento no fue el esperado. Le costó adaptarse al juego y apenas jugó 12 partidos de Liga y dos en la Copa, competición en la que fue silbado por una mala noche ante el Sevilla. Aunque Pep seguía confiando en él, Sandro Rosell decidió traspasarle el pasado 6 de junio asegurando que era la única manera de poder pagar las nóminas. "Voy a demostrar al presidente que ha cometido un error", aseguró Chigro al marcharse.

Arropado por los suyos y con confianza, se ha reencontrado a sí mismo y conforma una rocosa pareja de baile con su compatriota Rakitskiy en el eje de la zaga, flanqueados en las bandas por el experimentado croata Srna y al rumano Rat, que se suma a menudo al ataque y vuelve a ser un defensa temible.