Zlatan Ibrahimovic está a un paso de volver por el mismo camino que hace un año le llevó al Camp Nou. Acabará en el mismo escenario: San Siro. Pero cambiará la camiseta del Inter por la del Milan, en un gesto que provocará una de esas grandes crisis emocionales en la grada. Entre la ida y la vuelta, el Barça perderá unos cuantos millones tras una operación forzada por la prioridad de la marcha de Etoo que entraña un gran desengaño. La salida del sueco se da por hecha, pero el objetivo del club es precisamente minimizar el daño económico. Ahora solo está a a la espera de que el Milan haga una oferta en firme, aunque anoche en Italia daban por cerrado el traspaso por 40 millones de euros.

La historia de Ibrahimovic en el Camp Nou se ha cerrado bruscamente. No hay vuelta atrás por más que la operación esté todavía en el aire. Ayer, cada una de las tres partes siguió jugando su papel. El Barça se concentró en valorar al jugador y en no dar la imagen de que le urge resolver la situación. Uno de los mensajes que transmitió fue el de que cualquier decisión que se tome le va bien. Eso sí, descartó la propuesta de una cesión y cifró el traspaso entre 40 y 50 millones de euros, una cantidad que parece inalcanzable para el Milan, al que le corresponde dar el siguiente paso. Galliani, que sí desea cerrar pronto la operación, se quedó anoche en Barcelona y hoy debería trasladar una oferta. Diversos medios italianos informaron de que el traspaso sería por 40 millones, que se pagarían en tres plazos. Pero el club azulgrana negó esta versión.

La estrategia de Ibra y su representante, Mino Raiola, ha sido clara. Ante los problemas que surgían en la negociación entre Barça y Milan, y la dificultad de alcanzar un acuerdo, decidieron tensar la cuerda para forzar las cosas. De ahí, que tras hablar con Raiola mientras el resto del equipo celebraba el Gamper, se duchó rapidamente y apareció ante la prensa italiana --se dirigió directamente a ellos-- para atacar por primera vez a Guardiola, en una clara maniobra de provocación. Si antes de ese episodio su continuidad ya parecía difícil, después de ese pulso abierto con el entrenador, su salida era ya obligada.

Galliani no es ajeno a toda esta situación. El vicepresidente italiano ha estado en permanente contacto con Raiola, con quien ha trazado las líneas de la negociación. Pero el Barça no aceptó las propuestas que le fueron formulando, siempre con el mismo objetivo: no pagar un traspaso. La alternativa de incluir algún jugador milanista en la operación tampoco tuvo éxito. Los que ofreció el club lombardo (Borriello y Huntelaar) no le interesaban al Barça, y los que sí podían hacerlo no eran moneda de cambio.

El sueldo

Las reuniones se sucedieron durante todo el día. Rosell recibió en el club a Galliani y a Raiola, pero tras casi dos horas de reunión no había acuerdo. A la cantidad que debería pagar al Barça se añade la ficha del jugador (12 millones). El siguiente paso de Galliani fue precisamente negociar directamente con el jugador, en teoría, para que aceptara una rebaja del sueldo. Por la tarde, Ibrahimovic acudió a la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí, aunque no se le vio ni entrar ni salir. El entrenamiento era a la puerta cerrada, pero el club informó de que no entrenó.