Dohouk no es una localidad cualquiera. Es una de las ciudades que intenta normalizarse en el Kurdistán que Sadam Husein maltrató durante 30 años. En Dohouk, como en miles de lugares del mundo, la afición futbolística se divide entre Barça y Madrid. Tal es así que hace apenas un mes, en una de sus calles, un enfermizo seguidor culé abrió un bar llamado Barça. Quince días después, otro aficionado, esta vez blanco, inauguró el suyo en la esquina de enfrente con el nombre de Real Madrid.

"Hace 10 años que estoy en Erbil intentando ayudar a esta población a salir adelante, gente maravillosa que, afortunadamente, vive en paz y trata de olvidar, cuanto antes, el horror provocado por Sadam", comenta María Sancho, cónsul honoraria de España en el Kurdistán iraquí. "Lo primero que aprendí fue a no convocar reuniones de trabajo en horario de la Liga española. Y, menos, mucho menos, si juegan Barça o Real Madrid".

Evidentemente, la televisión iraquí no se encuentra entre las 22 cadenas presentes esta tarde en el Camp Nou. Entre los 711 profesionales acreditados, procedentes de 158 medios de comunicación de 22 países, sí hay gente de Al Jazzira televisión y, por supuesto, de CCTV 5, la cadena oficial China, cuyo locutor estrella, He Wei, llegó ayer a Barcelona acompañado de un pequeño equipo de colaboradores. "En China vemos cientos de partidos de fútbol", cuenta Wei, "pero nosotros solo viajamos a aquellos encuentros realmente importantes, grandes. Y este es uno de ellos". Wei estima en 50 millones los chinos que, a las dos de la próxima madrugada, se despertarán para ver el partido.

Es evidente que un encuentro así deja sin dormir, o sin parte de sueño, a millones de aficionados de todo el mundo. Poco, o nada, importa la hora del encuentro. Japón, cuya televisión, como Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Portugal, Holanda, Bélgica, Suiza, Suecia, Noruega, Rumanía, Polonia, Rusia, Qatar, Kuwait, Estados Unidos, México, Argentina y Brasil, también despertará a su audiencia y puede que muchos recuerden a Yuki, aquel niño que rompió a llorar en Yokohama tras la derrota del equipo azulgrana, precisamente, en el Mundialito que el Barça de Guardiola intentará ganar en Abu Dabi.

Mohamed Benchaouat, fundador de la Peña Barcelonista de Tánger, que, pese a ser estos días la Fiesta del Cordero en Marruecos, "el local estará repleto de aficionados". Benchaouat, que ayer aún estaba pendiente de que un amigo catalán le confirmase que tenía entrada para él en el Camp Nou, asegura: "La fiesta, cuando se retransmiten este tipo de partidos, es antes, durante y después del encuentro. Máxime ahora que casi siempre ganamos". La cita, hoy, será a la hora de comer y, al finalizar el partido, saldrán todos con sus coches, banderas al viento y concierto de bocinas, por las principales arterias de Tánger. Silvia Pérez explica desde la India, más concretamente desde Annantapur, la ciudad de Vicente Ferrer, que la gente, pese a profesar allí la religión del cricket, no piensa perderse el clásico, aunque tendrá que verlo grabado ya que finalmente Sport Channel no emitirá en directo el duelo. La India es el único país que no ha comprado los derechos del clásico.

El catalán Felipe Martos, que trabaja en una empresa de mecanizados, y su amigo José Carlos Nieto, con una beca en la oficina comercial del Consulado español, grabarán el partido. "Lo veremos tranquilamente el lunes sin que alguien nos chive el resultado nada más vernos en la oficina", explica Martos. Alberto Eisman, que desde Uganda alimenta un blog en internet, explica que allí casi todo el mundo se cita en los bares que tienen satélite. "En esta zona del Africa Oriental son minoría aquellos que tienen el privilegio, y el dinero, de tener televisión en casa. Lo que sí te puedo garantizar es que la gente no se perderá el partido del Camp Nou pues ya he visto multitud de bares que han instalado sus pizarras en la calle anunciándolo". "En estas tierras llenas de conflictos y problemas, lo único que puede silenciar esas depresiones es el fútbol y, muy especialmente, este Barça-Madrid", cuenta Juani Rishmawi desde Beit Sahour (Palestina).

"Curiosamente, en la clínica donde trabajo, yo lidero a la afición madridista y un amigo mío, que vive en el campo de refugiados del Dehesa (el más grande de Belén), es el líder culé. Nos lo pasamos en grande discutiendo. Veremos quién gana en esta ocasión, ¿no?"

Bea Cabrero, instalada en San Salvador, explica que espera un partido de lo más disputado. "No lo tengo fácil, pero voy a intentar acudir, como siempre, a mi bar preferido, El Sopón de Zacamil, donde el mesero suele dividir graciosamente el local entre dos partes, colocando dos enormes pantallas gigantes, una para cada afición para que no haya problemas".